“Madrid necesita un mirador”. Bajo este sugestivo lema, el diario “El Alcázar” animaba a estudiantes y arquitectos en 1966
a presentar sus proyectos para la creación de un mirador en la capital, con la
esperanza de que el mismo fuera tan llamativo que finalmente se aprobara su
construcción.
El diario proponía los pinares de Rodajos, en la Casa de Campo, como el lugar idóneo por sus vistas al perfil de la urbe.
Se
convocaba, textualmente, debido a “la epidemia de torres y miradores en toda
Europa”. Sin embargo, precisamente hasta el año siguiente, era un edificio
madrileño, la Torre de Madrid, el más alto de toda Europa.
Casto Fernández-Shaw Iturralde |
Fueron muchos los proyectos que llegaron a la redacción de
“El Alcázar”. Sin embargo uno llamó especialmente la atención desde el
principio.
Casto Fernández-Shaw Iturralde (1896-1978) fue un
arquitecto y urbanista madrileño, exponente de la corriente del racionalismo. Trabajó en el estudio de Antonio
Palacios (de quien ya hablamos anteriormente en el post de su proyecto de la Puerta del Sol), y coincidió allí con Pedro Muguruza (que se
encargó de las obras de la reconstrucción de la Ciudad Universitaria y del
Valle de los Caídos).
Fernández-Shaw es ya en 1966 bien conocido en Madrid por haber construido edificios tales como la gasolinera de Petróleos Porto Pi (hoy restaurada pero aún existente en la calle de Alberto Aguilera), el edificio Coliseum de la Gran Vía, o el Mercado de San Fernando de la calle Embajadores.
Por eso es llamativa su participación en esta propuesta de “El Alcázar”, al que envía un insólito proyecto denominado "la Torre del Espectáculo".
Se trataría de una torre de 500 metros que casi cuadriplicaría la altura de la ya mencionada Torre de Madrid. La base tendría 330 metros de diámetro, y en la parte más elevada se hallaría un restaurante y, por supuesto, unas terrazas que harían que el sueño de ese mirador de la Casa de Campo se hiciera realidad.
Proyecto de la Torre del Espectáculo |
Hasta un cierto nivel, se podría subir a la torre con el propio automóvil y realizar compras desde él. Pero no fue esto lo que entusiasmó a los técnicos de aquellos años.
Y es que lo sorprendente es que en la planta principal del edificio habría un campo de fútbol reglamentario, y sobre él más salas para otras competiciones deportivas, teniendo este "estadio" una capacidad para 45.000 personas.
Sobre el mismo habría un circo, cuyos
espectáculos podrían disfrutar otras 15.000 personas. Además, un cine,
una sala de conciertos e incluso una piscina. La capacidad
total de la torre, incluyendo el resto de pisos, las terrazas y el restaurante, llegaría a las 100.000 personas.
Una oleada de críticas favorables a la construcción del
edificio ocupó páginas y páginas de periódicos.
El ingeniero jefe de los servicios de radiodifusión y
televisión del Ministerio de Información y Turismo dijo que la creación de la
torre era muy urgente con la esperanza de que sirviera también como torre
de comunicaciones, ya que Torrespaña (el Pirulí), no se inauguró hasta
1982.
El Presidente de la Asociación Española de Amigos de los
Castillos, a su vez, comentaba que habría que construirla cuanto antes
para que el arquitecto no llevara su proyecto a otro lugar.
Proyecto de la Torre del Espectáculo |
Fernández-Shaw aspiraba a que su torre se convirtiera en el
centro de una exposición mundial de 20 países que en el año 1992 celebrarían el
V centenario del descubrimiento de América, la cual finalmente se celebró en
Sevilla.
A pesar de todas las opiniones a favor (y alguna en contra,
como la del también arquitecto Miguel Fisac), la torre nunca llegó a
construirse.
Por cuestiones del azar, es en 1992 cuando Madrid consigue
su mirador a la ciudad, y no es por el V centenario del descubrimiento de
América, sino porque ese año la Villa y Corte acoge el título de Capital de la
Cultura Europea. Como conmemoración se erige la “Torre de Iluminación y
Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid”, más conocida como el Faro de
Moncloa (110 metros de altura).
Sin embargo, la maldición en cuanto a miradores
continúa. Y es que, tras varios problemas y falta de conservación,
fue cerrado en 2008 por incumplir la normativa de seguridad, y a noviembre de
2014 y tras una costosa, costosísima reforma, el Faro sigue cerrado a la espera
de que alguien se interese en comprarlo para convertirlo en restaurante.
La pregunta es obligada... ¿es necesario un mirador como la Torre del Espectáculo en Madrid, o es más que suficiente con el Faro de Moncloa (una vez reabra sus puertas)?
No hay comentarios:
Publicar un comentario