El Banco de España es
uno de los edificios neoclásicos más destacados de la capital, pero… ¿sabías
que se tuvo que hacer por partes, en sucesivas ampliaciones, y que alguno de
sus proyectos nunca vieron la luz?
En el artículo de hoy nos situamos en el centro de Madrid,
en la mítica plaza de Cibeles. Es allí donde se ubica desde finales del siglo
XIX la sede principal del Banco de
España.
Este organismo hunde sus raíces en el Banco Nacional de San Carlos, creado en 1782, aunque fue la fusión
en 1847 del Banco de San Fernando
(1829) y el de Isabel II (1844), la
que permitió la creación de este Banco de España, que tomó su nombre actual en 1856. Hoy en día, su importancia reside
en ser el banco central nacional y el supervisor del sistema bancario español
junto al Banco Central Europeo (BCE).
El primer emplazamiento de esta institución fue el edificio de los Cinco Gremios Mayores de
Madrid, en la calle Atocha, lugar en que se había ubicado el Banco de
Isabel II, posteriormente el Banco de San Fernando tras la fusión, y por último
el denominado Banco de España.
Palacio de Alcañices. Pintura de Juan Zapater |
Pronto el edificio se quedó pequeño, y se decidió construir
una sede más acorde con su importancia. Por ello, se decidió adquirir ya en 1882 el Palacio del Marqués de Alcañices, en la intersección de la calle
Alcalá con el Paseo del Prado, además de algunos otros solares en los aledaños.
El Palacio de Alcañices, construido en fecha desconocida,
era un enorme palacio donde
anteriormente se situaba la vivienda de Luis
de Haro, valido del rey de España Felipe
IV, en el siglo XVII.
Ese edificio fue adquirido por Manuel Miguel Osorio y Spinola,
XV marqués de Alcañices a finales
del siglo XVIII, que en 1804 realizó una primera reforma para evitar que la fachada se desplomara.
XVII Marqués de Alcañices y duque de Sesto, junto con el marqués de Sotomayor en las caballerizas del Palacio de Alcañices |
Su hijo, Nicolás Osorio y Zayas, XVI marqués, lo remodeló
por completo en 1847, gastando 2 millones de reales. Además encargó unas nuevas
caballerizas en 1854, pero fue el
hijo de este, José Osorio y Silva, XVII
marqués de Alcañices y duque de
Sesto, quien encargó a Francisco de Cubas, marqués de Cubas (de ahí el nombre homónimo de la calle situada tras
el actual Banco de España, la antigua calle del Turco donde Juan Prim fue
asesinado) la reforma más importante
de aquel Palacio de Alcañices, que desaparecería tan solo unos años después.
Parece ser que tras la compra
del solar en 1882 por el Banco
de España, se convocó un concurso al
que se presentaron cuatro proyectos,
pero ninguno del gusto de la comisión que tomaría la decisión final, con lo que
finalmente fueron los arquitectos Severiano
Sainz de la Lastra y Eduardo Adaro, quienes recibieron el encargo de inspirarse
en los edificios de otros bancos europeos para construir la sede del español.
Banco de España en la actualidad. Entrada principal en chaflán por la plaza de Cibeles, primera parte del edificio construida |
Los arquitectos tomaron como ejemplo los palacios venecianos,
y su proyecto fue aprobado en 1883. Tan solo un año más tarde, el 4 de julio de 1884, el rey Alfonso XIII pondría la primera piedra de esta edificación de
planta cuadrada, con entrada principal en chaflán por la plaza de Cibeles.
El proyecto se tuvo que ir modificando según se iban
comprando nuevos solares aledaños, con lo que el coste total de la compra de
solares y la edificación alcanzaron las 15.300.000
pesetas. Así, la nueva y flamante sede del Banco de España pudo ser por fin
inaugurada en 1891.
Esa construcción no era más que una pequeña parte de la que
tenemos hoy en día, la que rodea a ese chaflán de Cibeles. La portada central
del Paseo del Prado ya se construyó en aquella primera etapa, pero la central
de la calle Alcalá se levantó en una primera
ampliación que se desarrolló en 1927.
Allí se ubicaban, hasta esa fecha, las casas del conde de Santamarca, que
fueron demolidas para poder llevar a cabo esta expansión del edificio del Banco
de España.
Escudo republicano del Banco de España, fachada a la calle de Alcalá. elpais.com |
En esta ocasión, fueron arquitectos italianos los que
realizaron la obra, pero siguiendo el proyecto del arquitecto español José Yarnoz Larrosa. Exteriormente, la fachada se prolongaría con las
mismas características que la anterior para formar parte de un mismo conjunto,
y las novedades de la época solo se introdujeron en el interior del edificio.
Esta ampliación se finalizó ya durante la Segunda
República, por lo que el escudo
central que se sitúa sobre la fachada de la calle Alcalá no tiene la corona
real, y lo que preside ese lateral es una corona
mural con forma de castillo almenado,
el que coronaba el escudo republicano.
En 1969, se amplió por segunda vez esta enorme
construcción. En esta ocasión fue Javier
Yarnoz Orcoyen, hijo del anterior arquitecto, quien recibió el encargo de cerrar el edificio por las calles de
los Madrazo y Marqués de Cubas.
Tras esa segunda ampliación, en los años 70 ya solo faltaba una esquina
del edificio por ser construida: la más cercana a la Gran Vía. Todavía quedaba
un inmueble de viviendas junto al
Banco de España en la intersección entre la calle de Alcalá y Marqués de Cubas,
con lo que la seguridad del propio banco se podría ver comprometida por la
construcción adyacente.
En 1950 el Banco ya había adquirido ese edificio, pero hubo
que esperar hasta 1978 para comenzar
a promover la edificación de esta última parte de la sede. El 25 de septiembre de aquel año, se
convocó un concurso de ideas, en el
que participaron previa invitación siete arquitectos.
Proyecto para la ampliación del Banco de España. Corrales y Molezún, 1978. abc.es |
Uno de estos arquitectos, Ramón Vázquez Molezún, había fundado en 1952 un estudio junto con José Antonio Corrales. Fue de ese estudio del que salió el proyecto
que se puede contemplar a la izquierda y en la imagen inferior.
El estudio “Corrales
y Molezún” propuso que, tras el cerramiento del Palacio del Banco de
España, se construyera una nueva torre,
más acorde con los nuevos tiempos, y que marcara claramente el contraste con el palacio anterior,
mostrando al visitante que esta parte nada tenía arquitectónicamente con la ya
construida, a pesar de formar parte de la misma institución.
Se trataría de una torre más elevada, que se asemejaba más a otros edificios españoles de la posguerra, y en nada al estilo de la
parte original, primera y segunda ampliación del Banco de España. Una arquitectura moderna, que huía del
clasicismo y de los modelos establecidos.
Proyecto para la ampliación del Banco de España. Corrales y Molezún, 1978. elpais.com |
Las obras de este estudio buscaban la geometría, la técnica,
marcando un punto de ruptura con lo
establecido previamente. Por ello, trabajos de Corrales y Molezún como el Edificio Bankunión del Paseo de la
Castellana fueron tan polémicos y
criticados en el momento, haciendo que sus dos creadores siempre lamentaran
que sus construcciones no fueran entendidas.
Algo similar ocurrió con su proyecto de ampliación del Banco
de España. Más de uno respiró aliviado cuando se nombró al ganador del concurso: Rafael Moneo Vallés. Este arquitecto es hoy
conocido en nuestra ciudad por numerosas obras: la rehabilitación del Palacio
de Villahermosa en Museo
Thyssen-Bornemisza entre 1990 y 1992; la remodelación de la histórica estación
de ferrocarril de Atocha, la ampliación hacia Puerta de Atocha de 1992 y la nueva
terminal de Atocha de 2010; la ampliación
del Museo del Prado en 2007…
Proyecto inicial de Rafael Moneo en 1978 para la tercera ampliación del Banco de España. elpais.com |
Lo que Moneo proponía para esta última ampliación del Banco
de España era una continuación del
edificio, para que, a simple vista, el edificio pareciera construido en el
mismo momento que el original, y así tener una mayor homogeneidad en su fachada
exterior.
Algunos inconvenientes, entre ellos la protección del
edificio que había que demoler para la construcción de esta tercera y última
ampliación, hicieron que las obras se retrasaran… ¡hasta 2003!
En 2003
comenzaron por fin las obras de esta
última fase, las cuales finalizaron
en 2006, coincidiendo con el 150 aniversario del Banco de España.
Mascarón neoclásico del edificio original del Banco de España. bde.es |
Mascarón cubista de la última ampliación del Banco de España. bde.es |
A pesar de seguir la idea original de Moneo de continuidad
de las fachadas del Paseo del Prado y de la calle de Alcalá, el propio
arquitecto introdujo algunos cambios,
como el de los mascarones neoclásicos
de la fachada por otros inspirados en el cubismo,
mostrando así que en este siglo y medio, a pesar de respetar las trazas del
siglo XIX, la arquitectura ha cambiado y evolucionado.
Hay que añadir que, en la actualidad, es bastante fácil advertir
desde el exterior en qué lugar finaliza la segunda ampliación y comienza la
tercera, porque el color del granito
colocado en esta última etapa es mucho más claro. Esto se debe a que el corte
de la piedra es más reciente, pero en unos pocos años no será posible
distinguir una ampliación de otra, a no ser por elementos como los mascarones
que comentamos.
Ampliación de 2006 del Banco de España. caballerocolon.com |
4.736 metros
cuadrados de edificio divididos en planta baja, tres sobre rasante y cuatro
sótanos, son los que comprenden hoy este histórico Banco de España. Su patio, que hoy es biblioteca, su escalera de
mármol de Carrara, su cámara acorazada… son algunos de los elementos más
destacados del interior de este gigante, que tiene incluso un helipuerto, pero…
¿crees que se habría acertado más
construyendo el proyecto de Corrales y Molezún, marcando así la diferencia con
el siglo anterior? ¿O por el contrario, Moneo hizo lo correcto continuando el
edificio original?