miércoles, 10 de diciembre de 2014

La Plaza Mayor más polémica

En el lugar que antes había ocupado la Plaza del Arrabal, el arquitecto Juan Gómez de Mora crea entre 1617 y 1619 y por encargo del monarca Felipe III la que hoy conocemos como Plaza Mayor. Se trata de una plaza rectangular que va a convertirse en uno de los símbolos indiscutibles de Madrid.

Plaza Mayor de Juan de la Corte, 1623. Detalle
Dos edificios la presiden, uno a cada lado de la misma. Por una parte la Casa de la Panadería. La misma quedó destruida por completo en dos incendios en el siglo XVII. Un incendio posterior, en 1790, destruye toda la Plaza Mayor, a excepción de la Casa de la Panadería, la cual servía como tahona general de la Villa. Es entonces cuando Juan de Villanueva reconstruye la plaza con el actual diseño neoclásico e iguala la altura de la plaza con la de la Casa de la Panadería, que quedaba más baja con respecto al resto de edificios.
Por otra parte, la Casa de la Carnicería, que se construyó tras el incendio de 1631, sirvió como depósito general de carnes para abastecer a los mercados y tiendas de Madrid. Hasta hace pocos años fue la Junta Municipal del Distrito de Centro.

Hoy en día, lo que encontramos es, en la Casa de la Panadería, el Centro de Turismo de la Plaza Mayor, donde simpáticos informadores reciben a los turistas que llegan a la ciudad. La Casa de la Carnicería está siendo a su vez acondicionada para acoger un hotel en el corazón mismo de la capital.

Plaza Mayor con la fisonomía actual.
Foto de secretosdemadrid.es
En el centro de la plaza se encuentra la estatua de Felipe III que esculpió en Florencia Juan de Bolonia en el siglo XVII y remató Pietro Tacca, artífice de la de Felipe IV de la Plaza de Oriente. En un primer momento fue situada en la Casa de Campo, pero en el siglo XIX, la reina Isabel II decidió mover estas 5 toneladas y media de estatua al emplazamiento actual, y le añadió el pedestal que hoy todos conocemos.

Actualmente todo el entorno se encuentra en un proceso de restauración de cara a la próxima celebración del 400 aniversario de la Plaza Mayor. Las obras se encuentran en su primera fase, la de conservación de fachadas y cubiertas, a la que seguirán otras dos fases de iluminación monumental y acondicionamiento del uso de las bóvedas de los soportales como lienzos.

Este breve recorrido de la historia de la Plaza Mayor desde su creación hasta su futuro más inmediato se salta un apartado no menos importante: la Plaza Mayor que no fue.

Y es que es posible que aún más de uno recuerde la polémica que surgió en el año 2009 a causa de una remodelación completa que nunca vio la luz.

En ese año se propone el Plan de Mejora de la Calidad de la Plaza Mayor, al que el equipo municipal de Gobierno iba a destinar 60.000 euros.

Fiesta real de toros en la Plaza Mayor.
José Rubio de Villegas, 1846
Se puede apreciar el color original de las fachadas
El Plan surgió a raíz del proyecto que se intentó llevar a cabo de convertir la Casa de la Carnicería en un Parador de Turismo, algo que finalmente quedó descartado, y hoy en día, como ya se ha comentado anteriormente, se trabaja en su acondicionamiento como hotel. Sin embargo, el autor del Plan de Mejora de la Calidad de la Plaza Mayor, el arquitecto Carlos Ferrán Alfaro, creyó que se trataba de una oportunidad para transformar la Plaza Mayor. “La idea central consiste en innovar la Plaza Mayor como escenario áulico y popular”. Continuaba la defensa del Plan con estas palabras: “Para conseguir que siga siendo ambas cosas, como siempre lo ha sido, es preciso incorporarle nuevos cometidos que hoy la ciudadanía demanda”.

Pero... ¿en qué consistía exactamente la muy comentada remodelación?

En primer lugar, se habló, y mucho, del “almagre”. Se trata de un óxido de hierro que adquiere una tonalidad encarnada. Es el pigmento para pintura de color rojizo que se aplicó en 1989 a las fachadas de los edificios de la plaza y que le da el aspecto actual.

Postal de la Plaza Mayor en el siglo XX.
Aún se aprecia el color amarillo de las fachadas
Esta singular pintura parece que no ha resistido bien el paso del tiempo, y fue el motivo por el cual se propuso una serie de catas selectivas en lugares recónditos de la plaza con el fin de averiguar cuáles fueron los colores primitivos de los edificios, y volver a los tonos originales de este espacio público. Entre ellos figuraron el blanco, el amarillo napolitano y el ocre. Más de un diario publicó en titulares el hecho de que la plaza pudiera perder su rojo característico de los últimos años para adquirir un color blanco o amarillo, hablando incluso de “desfiguración” del entorno.

Pero no era lo único que se proponía en la reforma. Si bien el color era un punto polémico, no lo fue menos la eliminación de los tejados de pizarra instalados en los años 60, y su sustitución por unos más similares a los originales con teja árabe.

La plaza volvería, a grandes rasgos, a su aspecto primitivo. Por ello la estatua de Felipe III también sería retirada y trasladada a la Casa de Campo, donde se situó previamente.

Sin embargo, un elemento sí que habría sido eliminado de los rasgos originales: se planteó la modificación del suelo de adoquines. A pesar de ser una imitación del pavimento concebido por Juan Gómez de Mora, resulta bastante incómodo para el viandante. Pero el cambio no se debía principalmente a esta razón. Y es que el actual suelo propicia la creación de charcos que hacen que el espacio sea más húmedo, lo que afecta negativamente al aparcamiento situado bajo la plaza.

Auto de fe en la Plaza Mayor de Madrid.
Francisco Rizzi, 1690
Uno de los actos que se realizaban en la Plaza Mayor,
para los cuales se colocaban las gradas comentadas
También se pensaba incorporar algún tipo de grada “para acentuar el carácter escénico de la Plaza Mayor, porque tal fue su principal papel a lo largo de la historia”. En esta misma línea, se incluirían actuaciones para mejorar la acústica del enclave, y “toldos para guarecer durante los espectáculos al público del calor u otras inclemencias”.

Dos cosas quedaban en el aire en la presentación del Plan. Por una parte, quedaba incierto el futuro de las pinturas de Carlos Franco de la Casa de la Panadería. Si bien es cierto que han resistido bien sus años de existencia (fueron pintadas en 1992) y que se trata de un relato barroco sobre la mitología madrileña, no se aseguraba que no fueran a ser suprimidas con el fin de volver a la fisonomía original.

Por otra parte, no se aseguraba si iba a incluir o no una cúpula de cristal como la de la Puerta del Sol que diera acceso desde la misma plaza al mismo intercambiador, pudiendo acceder de esta manera desde la Plaza Mayor a la estación de Sol.

El proyecto, concebido siendo aún alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, no fue bien acogido entre l@s madrileñ@s y cayó pronto en el olvido, engrosando así nuestra lista de El Madrid que no fue.

10 comentarios:

  1. Hola Luis David:
    Felicidades por esta entrada (y por las anteriores, que he ido siguiendo puntualmente). Como bien apuntas al final del artículo, me alegro muchísimo de que aquel plan no pudiera llevarse a cabo, creo que hubiese sido un paso atrás. Solo con que le laven la cara a la Plaza Mayor y la abrillanten, ya es suficiente; que no se inventen nada nuevo, que no le hace falta. Por lo demás, creo que el Ayuntamiento debería limitar (mejor, eliminar) el uso de la plaza para eventos (conciertos, galas...) y como espacio comercial (presentaciones de productos, instalaciones de carpas para exposiciones...), más allá del tradicional mercado navideño y de los "puestos" dominicales de filatelia y numismática.

    Saludos, Jesús

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    1. ¡Gracias por los comentarios!
      Como bien dices, J.Esetena, es necesario un lavado de cara a la Plaza Mayor, pero sí, quizás algo nuevo sería desvirtuar uno de los espacios más tradicionales de Madrid.
      En cuanto al uso de la misma para eventos, completamente de acuerdo. Igual con las plazas de Callao, Isabel II... que son espacios que el peatón ganó al coche, y parece que hemos vuelto a perder con tanto mercado, concierto, presentación de producto, etc.
      ¡Gracias por seguir mi blog y un saludo!

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    1. ¡Gracias a ti por el comentario y por seguir el blog! Un saludo

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  3. Estupendo comentario yo la dejaría como esta solo quitaría los adoquines y perfecta gracias.

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    1. Completamente de acuerdo, una cosa es recrear un suelo adoquinado, y otra que pueda llegar a ser molesto para los viandantes. ¡Un saludo!

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  4. Acabamos de descubrir tu blog y nos parece muy original y ameno. Lo seguiremos con interés en nuestro programa. ¡Saludos!

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    1. Gracias por el comentario. También acabo de descubrir vuestro Podcastizo y es más que interesante. ¡Ánimo y un saludo!

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  5. Pues para mí lo más bonito sería volver a ajardinar la plaza creando un espacio verde entre tanto conglomerado de edificios. Sería interesante como forma de hacer más verde la ciudad.

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    1. Interesante tu propuesta para la Plaza Mayor. Gracias por compartirla con nosotros. ¡Un saludo!

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