“El Madrid que no fue” está de vuelta comenzando esta 3ª
temporada, a la que venimos con más ganas que nunca de conocer un poco más
nuestra ciudad y comunidad.
Por eso, hoy traemos un nuevo artículo especial de “El Madrid que SÍ fue”.
En el post de hoy, recordaremos uno de esos lugares que
llegaron a ser emblemáticos de la Villa, y que, sin embargo, hoy están casi
olvidados. Hablamos, en este caso, del Real
Pósito de la Villa de Madrid.
Nuestra ciudad, al igual que cualquier municipio histórico,
ha pasado por muchas diferentes etapas, y, cómo no, por momentos de bonanza
económica, y por otros de penuria. Por motivos de escasez, el trigo ha constituido siempre un
alimento básico para los madrileños, y ya desde el Fuero de Madrid de 1202,
se han ido promulgando leyes con el fin de que no faltara grano en nuestras
calles para la alimentación básica.
No obstante, no fue hasta la época de los Reyes Católicos cuando se construyó el primer pósito de Madrid. Este alholí o
granero tenía como fin el almacén de
grano para períodos de carestía.
Plano de Teixeira, 1656. Se aprecia el edificio del Peso de la Harina en la Cava Baja de San Francisco. artedemadrid.wordpress.com |
Además, tenía cierta vocación benéfica, ya que proporcionaba
pan a los necesitados, y semillas a los labradores para
ayudarles con la siembra, con la condición de que devolvieran ese número de
semillas tras la cosecha.
El mismo se situó en la Cava
Baja de San Francisco, que hoy conocemos simplemente como “Cava Baja”.
Parece que este granero público se dividía en varios edificios: la alhóndiga principal se situaría en el
actual número 14 de la calle mencionada, donde hoy se ubica la Posada del
Dragón. Frente a la misma, se ubicaría el edificio del Peso de la Harina, en el número 27 de la Cava Baja, la actual
Posada de la Villa.
Esta creación de finales del siglo XV, dio lugar a otras
posteriores, ya durante la regencia del Cardenal Cisneros, en los alrededores
de Madrid: en 1512 se establece el pósito de Alcalá de Henares, en 1513 el de Toledo, y en 1514 el de Torrelaguna.
Es posible que la ubicación de aquella alhóndiga junto a la
plaza de Puerta Cerrada, en los aledaños de la actual Plaza Mayor, propiciara
la creación de un lugar en que, a partir de 1590 se almacenaba trigo y se controlaban los precios: la Casa de la Panadería.
Vista de pájaro desde la Puerta de Alcalá en 1854. Grabado de Alfred Guesdon |
Años más tarde, hacia 1666,
reinando el último monarca de la dinastía de los Austrias en España, Carlos II, aquel pósito de la Cava Baja
de San Francisco quedó anticuado, y se trasladó a las afueras de Madrid, a un
lugar que hoy en día bien céntrico: los alrededores de la Puerta de Alcalá,
prácticamente la confluencia entre el Paseo
de Recoletos y la calle de Alcalá
con Serrano. De hecho, el tramo de
la calle de Alcalá situado entre la actual Plaza de la Independencia y la
fuente de la Cibeles, se llegó a llamar calle
del Pósito.
Se construyeron allí los conocidos como “Hornos de la Villa”, un espacio en que, además del horno y del
granero, se edificó un barrio con 42 casas, el Barrio de Villanueva, la capilla
de Nuestra Señora del Sagrario, conocida como el Oratorio de los Hornos de
Villanueva, e incluso una fuente. La
puerta del conjunto se ubicó frente
a los jardines del Palacio del Buen Retiro.
Vista del Real Pósito con la Puerta de Alcalá al fondo, en 1855. historias-matritenses.blogspot.com |
En 1743, bajo el
reinado del primer monarca Borbón en España, Felipe V, la Junta de Abastos prohibió la entrada a Madrid del pan
de pueblos cercanos, cerrando los Hornos de la Villa, para hacerse cargo de la
total compra y almacén del trigo en la ciudad. Por ese motivo se construyó, un
par de años más tarde y en ese mismo lugar, un gran edificio que se convirtió
en uno de los pósitos más relevantes y notables de todo el país: el Real Pósito de la Villa de Madrid.
Su edificio principal, llamado Santísima Trinidad, era de forma elíptica, y constaba de patio central y dos plantas: la
inferior, dividida en 22 habitáculos,
servía de almacén de grano a todo
aquel que lo quisiera utilizar, siempre y cuando se hiciera cargo de los costes
del pesaje. Su capacidad para 40.000
fanegas (1.700 toneladas) eran poco en comparación con lo que esperaba en
la planta superior: una sola galería que,
según escritos de la época era “impresionante”, ya que tenía capacidad para 100.000 fanegas (4.325 toneladas), algo
más que sorprendente, teniendo en cuenta que estamos hablando de un silo del
siglo XVIII.
Parece que pronto se quedó pequeño, al ser en ese momento el
único alholí de Madrid, con lo que Carlos III se vio obligado a ampliar este espacio. Entre el Real Pósito y el lugar
en el que tan solo unos pocos años más tarde situaría su Puerta de Alcalá,
mandó construir nuevos edificios con cinco
tahonas, con lo que el entorno podría acoger, desde ese momento, un total
de un millón de fanegas (43.250
toneladas).
La puerta principal
a todo este espacio estaba en el lateral correspondiente al Paseo de Recoletos,
existiendo otra secundaria hacia la actual calle de Alcalá.
Demolición del Real Pósito en 1869. memoriademadrid.es |
A finales del siglo XVIII, tras algunos años de malas
cosechas, el Pósito se quedó sin fondos,
y ya nunca recuperó su esplendor. De hecho, en el siglo XIX algunas de las
edificaciones del pósito fueron quedando en desuso, y comenzaron a ser
utilizadas como depósito de herramientas
o almacén del Teatro Príncipe, e
incluso como cuartel.
Poco después, hacia 1869, cuando se comenzó a gestar la Plaza de la Independencia alrededor de
la Puerta de Alcalá, y se derribó la cerca
que delimitaba Madrid por el este, se constató que el Real Pósito de la
Villa ya era una construcción inútil. Gran parte de sus instalaciones estaba
desocupada: la idea de mantener graneros públicos para tiempos de escasez fue
desapareciendo con el tiempo. El viejo pósito no encontró su hueco en el Madrid
del siglo XIX.
Placa en memoria al Real Pósito de Madrid, de 1664 o 1666 hasta 1863, aunque fue derribado en 1869. memoriademadrid.es |
Tras su demolición,
se edificaron modernos edificios de viviendas en ese mismo lugar, desde los que
cierran actualmente la Plaza de la
Independencia, hasta el mismísimo Palacio
de Linares.
El recuerdo del Real Pósito volvió, sin embargo, a la mente
de muchos, unos 70 años después de su cierre y demolición. Y es que tras la Guerra Civil (1936-1939), un alimento tan
básico para las clases más modestas como el
pan, se llegó a convertir en un artículo de lujo, y se comenzó a racionar
la comida. Es especialmente para esos momentos para los que se había construido
aquel primer pósito en la época de los Reyes Católicos.
En 1991, el Ayuntamiento de Madrid colocó una placa en la Plaza de la Independencia, recordando el lugar exacto en que se
había ubicado aquel mítico Real Pósito, que solo nos queda por grabados y
pinturas de la época.
Un almacén público
que ya nadie recuerda, pero que, sin duda alguna, pasa a formar parte de las
construcciones más curiosas de este “El Madrid
que SÍ fue”.
Ya de vuelta se te echaba de menos por lo que aprendo contigo
ResponderEliminarde Madrid¡interesante blog¡Un saludo.
El buscar que era ese edificio circular cercano a la cibeles fue lo que me impulsó a investigar sobre todas esas historias y secretos que esconde Madrid. Contigo aprendemos mucho los enamorados de esta ciudad, sigues así.
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