miércoles, 30 de marzo de 2016

Un Parador de Turismo en la Casa de la Carnicería

La Plaza Mayor es, sin lugar a dudas, uno de los espacios abiertos más visitados de todo el país. En los últimos meses, la misma se está poniendo guapa para acoger los festejos en 2017 por la conmemoración de su IV Centenario. Pero además, si has pasado por allí últimamente, te habrás percatado de las obras que ocupan gran parte del edificio de la Casa de la Carnicería. ¿Sabes a qué se deben?

La Plaza Mayor de Madrid, anteriormente Plaza del Arrabal por situarse fuera del recinto amurallado medieval, fue finalizada entre 1617 y 1619 por el arquitecto Juan Gómez de Mora, bajo mandato del rey Felipe III. Sin embargo, su principal edificio, la Casa de la Panadería, había sido construido ya en 1590 como tahona principal de la Villa de Madrid en el espacio que había ocupado la lonja de la localidad.

Frente a este emblemático monumento se construyó también la Casa de la Carnicería, depósito general de carne que ardió por completo en el primer incendio de la Plaza Mayor, el de 1631. Por ese motivo, tuvo que ser reconstruido, y para ello se tomó como modelo la estructura de la Casa de la Panadería.

Tercer incendio de la Plaza Mayor, en 1790.
La Casa de la Carnicería queda destruida.
memoriademadrid.es
Tras el segundo incendio, el de 1670, Tomás Román reconstruyó la plaza. Pero fue el tercero y último, el de 1790, el que arrasó prácticamente la totalidad de las construcciones existentes. El arquitecto Francesco Sabatini se encargó de las tareas de extinción, y Juan de Villanueva quien reedificó la plaza. Tan solo la Casa de la Panadería se salvó del fuego.
Fue entonces cuando se rebajó la altura de las casas aledañas de cinco a tres plantas, y cuando se cerraron las esquinas con grandes arcadas.

En 1914, el pintor y ceramista Enrique Guijo decoró la fachada de la Casa de la Panadería con pinturas, otorgando así más importancia a este edificio que a la Carnicería, ya que realmente es más antiguo. Pero en 1992, a causa del deterioro de estas pinturas, fue redecorada por el artista Carlos Franco.
Estos frescos son posiblemente la diferencia más visible entre estas dos imponentes construcciones.

A pesar de su importancia, parece que la suerte no ha sido justa con uno de estos dos edificios. Y es que, si la Casa de la Panadería es conocida hoy en día por albergar el Centro de Turismo del Ayuntamiento de Madrid, además de poseer un bello Salón Real donde se ofician actos como bodas cada semana, el edificio de la Carnicería ha estado hasta hace poco prácticamente abandonado.

Casa de la Carnicería en la actualidad
Tras su etapa como depósito de carne, a finales del siglo XIX la Casa de la Carnicería se convirtió en la sede de la Tenencia de Alcaldía y de la casa de socorro del distrito de la Audiencia. Después fue Tercera Casa Consistorial, albergando oficinas del Ayuntamiento desde principios del siglo XX, y desde 1918, la Hemeroteca Municipal.
Tras los duros años de Guerra y Postguerra, la Junta Municipal de Distrito Centro ocupó el inmueble hasta 2008, año en que quedó totalmente en desuso, ya que este organismo se mudó a la vecina calle Mayor.

Parece ser que los planes del consistorio madrileño eran hacer de la Casa de la Carnicería uno de los lugares turísticamente más relevantes de la capital.
En 2007, ya con la información relativa al próximo cambio de sede por la Junta de Distrito, el entonces delegado de Economía del Ayuntamiento de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, anunció no solo “la posibilidad de convertir ese inmueble en un espacio de excelencia y calidad que venga a suponer un impulso de revitalización del centro de la ciudad”, sino la proposición de colaboración “leal” con la “empresa de titularidad estatal” Paradores Nacionales.


Logotipo de Paradores de Turismo de España S.A.
La red de Paradores Nacionales consta de un conjunto de hoteles de alta categoría que, distribuidos por toda España, se localizan en edificios emblemáticos y relevantes por su interés artístico, histórico o cultural, y a los que se añade una rica oferta gastronómica que pone en valor la cocina tradicional de la región.

La noticia cayó como una auténtica bomba que fue más que comentada. No en vano, se trataría del primer Parador de Turismo de la ciudad de Madrid, y del tercero de la Comunidad de Madrid, tras el de Chinchón y el de Alcalá de Henares que en ese momento estaba a punto de abrir sus puertas (fue inaugurado en 2008).

Precisamente en la inauguración del Parador de Alcalá de Henares, el alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón destacó ante el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que sería “especialmente gratificante” contar con un Parador en la Plaza Mayor de la capital.

Se incluían ya en ese momento datos más concretos de este nuevo establecimiento turístico. Ocuparía la totalidad del inmueble, y la fachada del mismo no se modificaría en ningún caso al tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC). También se planteaba la posibilidad de incluir un patio en este proyecto, el situado en la zona posterior de la edificación, que había sido reformado en el siglo XX para convertirse en patio del parque de bomberos de la calle Imperial.

Y es que, en algún momento anterior se había fantaseado con la idea de convertir la Casa de la Panadería en un Parador de Turismo, algo que rechazó Paradores Nacionales por el escaso espacio existente. Sin embargo, la Casa de la Carnicería contaría con más metros cuadrados en cuatro plantas más dos sótanos, además de este patio que se uniría al plan presentado. Un total de 6.686 metros cuadrados en los que se podrían distribuir unas 40 habitaciones de las que disfrutarían los afortunados turistas que se alojaran en este singular edificio.

Logotipo de la candidatura de Madrid
para los JJOO de 2016
Hay que recordar que entre 2008 y 2009, Madrid ofrecía todos los recursos posibles para convertirse en la sede de los Juegos Olímpicos de 2016, decisión que se tomaría en octubre de 2009 en Copenhague, con lo que la inclusión de un parador que aumentara el número de plazas hoteleras de la ciudad sería una baza muy importante para esta candidatura.

Pero en 2010 llegó la resolución de Turismo de España (Turespaña), y la respuesta no era la que el consistorio esperaba. La situación económica no era favorable, con lo que Turespaña decidió rechazar la oferta del Ayuntamiento de Madrid. Además, las 40 habitaciones se les antojaban escasas para la capital, y se justificó la negativa argumentando que la ciudad no necesitaba un Parador para ayudar a desarrollar el sector turístico, puesto que Madrid es una de las ciudades más importantes en materia turística de todo el país.

En ese mismo 2010 se anunciaba la futura convocatoria de un concurso para la conversión de este edificio en un establecimiento hotelero, pero los años pasaron y fue entonces cuando se hizo patente el abandono de la Casa de la Carnicería: el interior estaba literalmente viniéndose abajo por el desuso.
Lamentablemente, no fue hasta 2014 cuando se anunció la futura concesión del inmueble a alguna empresa con el fin de su conversión en hotel 3, 4 o 5 estrellas, nunca albergue o aparta-hotel, para respetar el entorno privilegiado del establecimiento.

En marzo de 2015 se abrió el plazo para la presentación de ofertas, y se resolvió en mayo del mismo año. La polémica estaba servida, puesto que se adjudicó por parte del gobierno municipal, en este caso presidido por Ana Botella, a una compañía que, al parecer, no cumplía con los requisitos del concurso, y además, se resolvió tan solo cinco días antes de las elecciones municipales de una forma un tanto precipitada.

Plaza Mayor de Madrid y Casa de la Carnicería en la actualidad
De una u otra manera, lo cierto es que la empresa ganadora del concurso, Global Mandalay S.L.U., se comprometió a la apertura de un hotel de calidad a cambio de una adjudicación de 40 años prorrogables a 75, y realizando las obras en un total de 18 meses, siempre y cuando el parque de bomberos de la calle Imperial finalmente se trasladara a otro emplazamiento.
El importe que Global Mandalay pagaría al consistorio de la capital es de 420.000 euros como alquiler anual del inmueble.

Y así llegamos a 2016, en que tenemos un cuerpo de bomberos a punto de mudarse a la calle San Bernardo, y a una Casa de la Carnicería en obras, las cuales coinciden en tiempo con la reforma integral de la Plaza Mayor anteriormente mencionada de fachadas, cubiertas y soportales, pavimento, accesos y alumbrado.

El sueño de un Parador en la Plaza Mayor llegó así a su fin, pero, si todo va según lo previsto, en 2017 los madrileños disfrutaremos de un nuevo hotel entre los edificios más representativos de nuestra ciudad.

¿Te hubiera gustado ver la Casa de la Carnicería convertida en un Parador Nacional, o crees que su uso como hotel de calidad será igualmente favorable para Madrid?

miércoles, 9 de marzo de 2016

Centro Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid en Nuevo Baztán

Son muchos los museos y centros de arte de prestigio en nuestra Comunidad, pero uno de los que estaban llamados a ser representativos de la región no se pudo llevar a cabo en Nuevo Baztán tal y como estaba previsto. ¿Quieres conocer la historia?

Si hay un lugar realmente secreto en nuestra Comunidad de Madrid, ese es el pueblo de Nuevo Baztán. A tan solo 48 kilómetros al este de la capital, es una de las piezas clave para entender el pensamiento ilustrado en nuestro país.

Juan de Goyeneche (1656-1735)
Tenemos que remontarnos a 1656 para ubicar cronológicamente el nacimiento de Juan de Goyeneche y Gastón, uno de los protagonistas del artículo de hoy. Este importante personaje llegó al mundo en el municipio navarro de Arizcun, en el Valle de Baztán. Aunque pronto se trasladó a Madrid para comenzar sus estudios en el Colegio de la Compañía de Jesús, siempre tuvo añoranza por los valles navarros.

En la capital inició algunas actividades empresariales, y poco a poco llegó a convertirse en uno de los banqueros y financieros más importantes de España.
Fue durante el reinado de Carlos II, el último de los Austrias, rey desde 1665 hasta 1700, cuando dio origen a gran número de sus empresas.

Sin embargo, lo más importante estaba por llegar. Y es que tras la muerte de Carlos II, se produjo la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), que tuvo como principal consecuencia la instauración de la Casa de Borbón en el trono de España.
Así, Felipe de Borbón, el duque de Anjou, se convirtió en el primero de los monarcas borbones en nuestro país con el nombre de Felipe V (rey desde 1700 hasta 1746, aunque no de manera continuada).

Felipe V había nacido en Versalles, y trajo a nuestro país una política bastante diferente a la aplicada por los Austrias. Además, el francés fue el primer rey español en desarrollar el pensamiento ilustrado.

Juan de Goyeneche había apoyado durante la Guerra de Sucesión al duque de Anjou incondicionalmente, con lo que se convirtió en su aliado una vez llegó al trono.
En su afán por no dejar a nuestro país atrasado con respecto a otras naciones europeas, Felipe V aplicó las teorías económicas puestas en práctica anteriormente por Jean-Baptiste Colbert en Francia.

Vista de Nuevo Baztán en la Cuenca del río Henares
Fue así como Juan de Goyeneche consiguió el permiso real para la construcción de un pueblo industrial en la Cuenca del Henares, que pudiera servir de modelo para otras villas, y que otorgaran a España una independencia comercial tan necesaria en esos momentos.

El empresario edificó este pueblo de la nada, con un palacio para la familia Goyeneche, una plaza para mercado y fiestas, una iglesia, zonas agrícolas y ganaderas, viviendas… y lo que daba sentido a todo el lugar: las fábricas. Y es que eran el epicentro de la pequeña localidad. De hecho, las viviendas eran para trabajadores y sus familiares, y todo lo construido era para su uso y disfrute. Un auténtico pueblo ilustrado, y uno de los primeros ejemplos de urbanismo racional.

Como no podía ser de otra manera, su promotor decidió denominarlo “Nuevo Baztán”, en homenaje a su tierra natal, y la iglesia la consagró al navarro San Francisco Javier. Incluso se decidió celebrar cada año unas de las fiestas más populares de aquella región en este nuevo lugar: las “Javieradas”.

Vista de la iglesia de San Francisco Javier, junto con el
Palacio de los Goyeneche en Nuevo Baztán
www.ayuntamiento.org
La importancia de todo este conjunto no quedaba ahí. Goyeneche decidió que todos estos edificios dieciochescos fueran diseñados por un arquitecto único: el madrileño José Benito de Churriguera, más que conocido por su particular estilo llamado churrigueresco.

Nuevo Baztán fue totalmente edificado en barroco entre 1709 y 1713. Sin embargo, ya en 1710 abrió la primera de las fábricas mencionadas: la de paños. La misma se situaba cerca del casco urbano de la Villa de Olmeda, hoy Olmeda de las Fuentes, pueblo al que pertenecían en origen los terrenos donde se asentó Nuevo Baztán. De hecho, no fue hasta 1723 que este municipio consiguió la independencia de Olmeda.

Ya en 1715 se pusieron en marcha las fábricas de sombreros, municiones y textiles, esta vez ya dentro del recinto de la nueva población.
En 1716 se inauguró la factoría de aguardientes y aguas, y en 1720 la más importante y por la que el municipio pasó a la historia: la de cristales y finos vidrios.

Nuevo Baztán. Se aprecia el encanto de las calles del XVIII
con las casas para los trabajadores de las fábricas.
lacasaviejadelabuelocasarural.com
Esa fue la fábrica más relevante de todas, ya que su calidad llegó a convertirla en una de las más populares de toda Europa. Fue por ese motivo que en otros países decidieron bajar los precios para hacer frente a la factoría española. Juan de Goyeneche decidió entonces almacenar la producción en espera de tiempos mejores, pero esos tiempos no llegaron, y cuando continuó con esta actividad en 1728, se hizo en otro lugar, Villanueva de Alcorón, Guadalajara, ya que parece ser que no quedaba leña en las cercanías de Nuevo Baztán. No obstante, la calidad no llegó a ser nunca la misma.

En 1735 murió Juan de Goyeneche, y esto supuso el declive de este sueño de la ilustración. En 1748 ya solo quedaban abiertas las factorías de sombreros y paños. El hijo de aquel financiero, Francisco Miguel de Goyeneche, trató de recuperar el esplendor del pueblo: aprovechó la sosa que había sobrado de la fábrica de vidrio, y creó una fábrica de jabón, que prometía un gran éxito, pero que acabó igualmente en fracaso. Las últimas factorías cerraron en 1778, y el pueblo poco a poco fue quedando en el olvido y en el abandono.

Palacio de Goyeneche en la calle de Alcalá, Madrid,
sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El célebre empresario, Juan, fue, no obstante, uno de los madrileños más conocidos de principios del XVIII. Así lo atestigua la que fue su residencia de la capital, el Palacio de Goyeneche, que fue construido en la calle de Alcalá también por Churriguera a partir de 1724. Este representativo edificio es, desde su adquisición por parte de Carlos III en 1773, la sede de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Una bonita e interesante historia del origen de Nuevo Baztán. Pero este blog es “El Madrid que no fue”. Por tanto… ¿cuál fue el proyecto que nunca se llevó a cabo?

Para llegar a ello tenemos que avanzar en el tiempo. Concretamente, hasta 1988, año en que se llega al acuerdo de arrendamiento por parte del Gobierno español de una de las colecciones privadas de arte más importante del mundo: la de la familia Thyssen-Bornemisza.

El barón Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza (1921-2002) es recordado por ser uno de los grandes mecenas del último siglo. Durante siete décadas, el barón, junto con su padre, reunió una colección de pintura antigua, moderna y contemporánea, considerada como la más importante del siglo XX.

Palacio de Villahermosa, Madrid,
sede del Museo Thyssen-Bornemisza
A pesar de haber nacido en La Haya (Países Bajos), decidió establecerse en nuestro país a raíz de su matrimonio con la española Carmen Cervera.
Es, como decimos, en 1988 cuando, a través de un contrato de arrendamiento, se da el primer paso para la apertura en 1992 en el Palacio de Villahermosa de Madrid, del Museo Thyssen-Bornemisza, pinacoteca que forma parte del triángulo del arte junto con el Museo del Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Más tarde, en 1993, el Gobierno español adquirió el núcleo más valioso de la colección: más de 700 obras que habían sido propiedad del barón Thyssen.

Carmen Cervera, conocida popularmente como “Tita” Cervera, comenzó a su vez otra colección paralela, 240 obras que se pueden contemplar igualmente en el Museo, en un anexo creado en 2004.

A pesar de todo ello, no todos los cuadros de la familia están expuestos en el centro de arte. La colección es más amplia, pero son muchos los cuadros que aún son propiedad de la familia. Muchas de estas obras no han sido nunca expuestas, con lo que el valor de su patrimonio es incalculable.

Vista del conjunto de Nuevo Baztán
Fue en 2007 cuando estas dos historias que hemos narrado se unieron. Y es que, aunque desde el año 2000 el conjunto de Nuevo Baztán sea Bien de Interés Cultural, los vecinos del municipio siempre se han quejado del estado de deterioro de su importante palacio, así como de otros edificios aledaños. Por ello, en mayo de 2007 (año de elecciones municipales), la candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, anunció la inminente creación de un Centro Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid (CIAM) en Nuevo Baztán, donde se exhibirían obras nunca antes expuestas de la colección de Carmen Cervera.

Se propuso la inversión de un millón de euros en la rehabilitación del edificio palaciego. En un año se podría abrir este museo, que ya había pasado por proyectos fracasados: en 1998, el Gobierno regional ya planteó su apertura como museo de la Comunidad, en 1999 se trató de crear allí una sede de la Universidad de Alcalá de Henares, y en el año 2000 se iba a convertir en sede del centro regional de etnografía.

Palacio de los Goyeneche en Nuevo Baztán,
que acogería la sede del Centro Internacional de las Artes de
la Comunidad de Madrid.
Todos los proyectos anteriores habían sido presentados con datos relativamente imprecisos, pero este se postuló firme, y prueba de ello son los detalles que se aportaron. El museo se dividiría en tres secciones: en primer lugar, la sala con la colección privada de Carmen Cervera, unas 40 obras que se cederían a la Comunidad de manera gratuita; en segundo lugar, una exposición de arte contemporáneo de la Fundación Thyssen, con unas 50 o 60 obras, donde, además de pintura, habría fotografía, escultura y videoarte; y en último lugar, una sala con cuadros de artistas formados en el centro. Y es que esa era la joya del plan: el CIAM contaría con una residencia y talleres de formación internacional.  Se instruiría así a nuevos artistas que recibirían una beca a cambio de donar una de sus obras a este centro, su academia de pintura.

Lo cierto es que el proyecto era más que sugestivo, y no se reducía a Nuevo Baztán, ya que se anunció la creación de una segunda sede del CIAM en los terrenos ocupados por cuarteles de la Guardia Civil en Alcalá de Henares.

Este plan se condicionaba a la victoria en esas elecciones autonómicas de Esperanza Aguirre (Partido Popular), algo que logró, con lo que los 6.000 vecinos de Nuevo Baztán dieron por hecho que por fin su pueblo recuperaría el esplendor del siglo XVIII.
Nada más lejos de la realidad. Desde ese momento, no se volvió a hablar de dicho proyecto, con lo que cayó en el olvido poco a poco, ahogando así las ansias de la región de ver ampliada su ya soberbia oferta cultural.

Estatua de Juan de Goyeneche en la entrada al
centro de interpretación de Nuevo Baztán.
www.ayuntamiento.org
Actualmente, existe un centro de interpretación de Nuevo Baztán en lo que fue la bodega del complejo industrial y urbano, y se han rehabilitado en el palacio dos salas, el patio y un vestíbulo, que tendrán uso cultural.

Parece que el Centro Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid nunca verá la luz, pero este tema nos ha dado la excusa perfecta para invitarte a descubrir, si es que aún no lo conoces, este interesante rincón de nuestra Comunidad, ya que se trata de uno de los lugares más atractivos y a la vez más secretos de toda la región. ¿Te animas a visitarlo?

miércoles, 2 de marzo de 2016

El Madrid que SÍ fue XI. El Convento del Espíritu Santo

Durante estas últimas semanas, y esta en concreto, el Congreso de los Diputados está teniendo un protagonismo claro debido a los acontecimientos políticos tan importantes que se están sucediendo. Sin embargo… ¿sabes lo que había en ese mismo lugar antes de construir el Palacio de las Cortes?

En el artículo de hoy proponemos un viaje al siglo XVI, momento en que comienza esta historia. El Madrid de Felipe II se convierte en capital de la Corte en 1561, y la ciudad crece asombrosamente rápido para la época.

Calle del Caballero de Gracia, Jacobo Trenci
o Jacobo de Gracia (1517 - 1619)
Son muchos los personajes históricos que nos deja el Madrid del XVI. Hoy recordaremos la figura de Jacobo Trenci, llamado también Jacobo de Grattis o Jacobo de Gracia (1517-1619), pero más conocido como el Caballero de Gracia.
Este caballero italiano, nacido en Módena, llegó a España como secretario del nuncio apostólico de Gregorio XIII por primera vez en 1566, y se asentó en a nuestra ciudad años más tarde, en la Cuaresma de 1580, cuando ya contaba con 63 años. La misión de su primer viaje era resolver una misión diplomática entre España y la Santa Sede, pero posteriormente eligió vivir en la capital.

Su estancia en Madrid, donde finalmente murió en 1619, fue más que fructífera. Además de adquirir y explotar varias fincas en los aledaños de la calle del Clavel, creando así la calle que lleva su nombre y donde se sitúa el oratorio en que fue enterrado, fundó numerosas iglesias, monasterios y hospitales en la metrópoli. La Fundación del Carmen, el Hospital de italianos en la carrera de San Jerónimo o el Hospital de Convalecientes en la calle ancha de San Bernardo son algunos de estos ejemplos. No en vano, el vertiginoso crecimiento de la ciudad hacía necesaria la creación de todas estas nuevas instituciones. Cuando Felipe II llegó al poder en 1556, Madrid constaba de 9.000 habitantes, y a finales de siglo ya contaba con 83.000.

La figura del modenés es muy relevante para nuestra historia de hoy, y es que, en 1594, el Caballero de Gracia fundó un convento adscrito a una congregación napolitana, la de los Clérigos Regulares Menores. Hablamos del Convento del Espíritu Santo. Para ello, cedió una de las casas de su posesión a estos clérigos.

Poco después, en 1599, parece que, tras unas diferencias entre Jacobo Trenci y los religiosos, estos abandonan esa propiedad del Caballero de Gracia y se trasladan a su ubicación definitiva en la carrera de San Jerónimo.
Se trataba de unos terrenos que Magdalena de Guzmán, II marquesa del Valle de Oaxaca, compró al marqués de Tabara, con el fin de poder construir este convento. Por tanto, la marquesa amparó a estos clérigos, aunque dos años más tarde, acusada de conspirar contra el duque de Lerma, fue desterrada de la Corte.

Convento del Espíritu Santo
con su aspecto desde 1599 hasta 1823.
entredosamores.es
El edificio constaba de convento, iglesia y cementerio, destacando la iglesia con una fachada en la que destacaban dos torreones y un medallón de mármol de Cristo resucitado. Tenía planta de cruz latina y su cúpula sobre las pechinas se elevaba sobre el templo, decorado con pinturas de Luis Velázquez.

El convento fue incrementando su popularidad con el paso de los años, hasta que, en 1823 ocurrió un importante suceso. Luis Antonio de Francia, duque de Angulema, último Delfín de Francia y sobrino del rey Luis XVI, encabezó durante ese año el ejército de los Cien Mil Hijos de San Luis. Su misión era el restablecimiento de la monarquía absoluta en España con la figura de su primo, Fernando VII, hijo y sucesor de Carlos IV.

Había, por tanto, opositores al absolutismo que querían acabar con la vida del Delfín. El mismo, cuando estaba en Madrid en 1823, decidió acudir a la misa en el Convento del Espíritu Santo, y fue en ese momento cuando comenzó un misterioso incendio que no acabó con la vida del francés, pero sí con gran parte del edificio, que tuvo que ser abandonado por los religiosos.

Once años más tarde, en 1834, y tan solo un año después de la muerte del rey absolutista Fernando VII, la reina regente María Cristina de Borbón, decidió otorgar el Estatuto Real, que estableció la configuración bicameral de las Cortes, dividiéndose en el Estamento de Próceres del Reino (la cámara Alta, lo que hoy sería el Senado), y el de Procuradores del Reino (la cámara electiva o cámara Baja, primer antecedente en nuestro país del actual Congreso de los Diputados).

Convento del Espíritu Santo
con su aspecto entre 1834 y 1842.
Se puede apreciar el monumento a Cervantes,
colocado frente al convento en 1834.
madridhaciarriba.blogspot.com
Como es lógico, se decidió buscar una sede para cada una de estas dos cámaras. El Estamento de Próceres del Reino se reunió provisionalmente durante ese año en el Casón del Buen Retiro, trasladándose en 1835 al antiguo Colegio de la Encarnación de religiosos agustinos calzados o Colegio de doña María de Aragón, en la actual plaza de la Marina Española, en el edificio que hoy sigue ocupando el Senado.

Por otra parte, el Estamento de Procuradores del Reino se ubicó desde 1834 en un edificio en ese momento abandonado, el Convento del Espíritu Santo.
La regente María Cristina, reina hasta la mayoría de edad de Isabel II, decidió habilitar la iglesia del convento para acoger la reunión de las Cortes Generales. Se modificó el edificio prácticamente por completo, y en la remodelada fachada se construyó un nuevo pórtico.

La Reina Gobernadora jura la Constitución de 1837
acompañada de su hija Isabel II el 18 de junio de 1837
en el Convento del Espíritu Santo.
www.congreso.es
El Estatuto Real fue suspendido en 1836 tras el Motín de la Granja y se reestableció la vigencia de la Constitución de 1812, “La Pepa”, que establecía unas cortes unicamerales. No fue hasta pasados unos meses cuando, con la entrada en vigor de la Constitución de 1837, se volvió a la legislatura bicameral.

En 1836 había comenzado la desamortización de Mendizábal, por la que numerosos conventos de Madrid pasaron a la historia, y un año más tarde, en 1837, los progresistas, ya en el poder, consideraron que el Convento del Espíritu Santo no era un edificio preparado para ser sede de las Cortes de un país como España. A pesar de la restauración de la construcción, quedaban estancias antiguas del primer edificio religioso, y existían carencias evidentes para poder acoger una institución tan importante para el estado.

Por ese motivo, comenzó su demolición el 21 de marzo de 1842, tras su desamortización, y el 10 de octubre de 1843, tan solo 3 meses después de su proclamación como reina y coincidiendo con el día en que cumplía 13 años, Isabel II puso la primera piedra del nuevo Palacio de las Cortes.

Congreso de los Diputados, inaugurado el 31 de octubre de 1850
y proyectado por Narciso Pascual Colomer.
madridhaciaarriba.blogspot.com
El edificio neoclásico fue construido por el arquitecto Narciso Pascual Colomer (1808-1870), el cual también reformó edificios tan importantes en nuestra ciudad como el Observatorio Astronómico, la Universidad Central, o la iglesia de San Jerónimo el Real, “Los Jerónimos”.

Durante las obras de construcción, los diputados se reunieron en el salón de baile del Teatro Real. Fue el 31 de octubre de 1850 cuando la reina Isabel II pudo inaugurar esta gran obra, tan representativa del Madrid decimonónico, en lo que hoy es la Plaza de las Cortes.

Numerosas reformas, restauraciones y ampliaciones han tenido lugar en este, nuestro actual Congreso de los Diputados. Sin embargo, eso ya forma parte de la historia del nuevo edificio, que nada tiene que ver con aquella institución religiosa. 

¿Quién le iba a decir al Caballero de Gracia, allá por el siglo XVI, que la fundación de aquel primitivo Convento del Espíritu Santo en otro lugar de la capital iba a ser tan relevante para el destino de la política española?