miércoles, 15 de febrero de 2017

Un rascacielos en el Palacio de Congresos

Hace muy pocos años, Madrid estuvo a punto de contar con un nuevo rascacielos en el Paseo de la Castellana, concretamente en el Palacio de Congresos, frente al estadio Santiago Bernabéu. ¿Te animas a descubrir esta historia?

Fue en los años 60 del siglo XX cuando se decidió construir en el número 99 del Paseo de la Castellana un Palacio de Congresos y Exposiciones que pudiera convertirse en uno de los auditorios más importantes de España. En 1964, el Ministerio de Información y Turismo convocó un concurso arquitectónico, y el proyecto ganador fue finalizado en 1970 por el arquitecto Pablo Pintado y Riba.

Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid
Su principal sala, el Auditorio, cuenta, desde entonces, con un patio de butacas para 995 personas y un anfiteatro para 914. Sin embargo, son muchas las que conforman este Palacio de Congresos: la Sala Unesco, con capacidad para 400 personas, las Salas Goya, 2, 7, 8 y Privados, para 200 personas, las Salas Europa, Anticcis y VIP’s, para 150 personas, la Sala 9, para 100 personas, la Sala 9 bis, para 70 personas, y seis despachos con once salas para 30 personas. Todo ello en una zona privilegiada de Madrid, el Paseo de la Castellana, y frente al estadio del Real Madrid.

Sin embargo, lo más característico de este particular edificio se sitúa en el exterior, ya que en la fachada de la avenida del General Perón se encuentra un gran mural de azulejería que, siendo obra del ceramista Llorens Artigas, sigue un diseño original de Joan Miró. El mismo fue colocado en 1980.

Precisamente en esos años, se construían frente a este Palacio de Congresos numerosos rascacielos pertenecientes a la zona financiera AZCA (Asociación Mixta de Compensación de la Manzana A de la Zona Comercial de la Avenida del Generalísimo – actual Paseo de la Castellana). De hecho, en 1985 fue inaugurada la Torre Europa, situada frente a este edificio.

Pasarela del Palacio de Congresos al estadio Santiago Bernabéu durante
la Copa Mundial de Fútbol de 1982. abc.es
Son muchos los eventos que han tenido lugar en este espacio, destacando la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa organizada por la OSCE entre 1981 y 1983, y la utilización del Palacio como Centro de Prensa durante la Copa Mundial de Fútbol de 1982. Durante este importante acontecimiento deportivo, se instaló una pasarela que conectaba el estadio Santiago Bernabéu con el Palacio de Congresos. Sin embargo, la misma fue desmantelada tras el Mundial, y trasladada al barrio de Moratalaz para convertirse en puente sobre la M-30.

En 1995, el edificio sufrió un incendio, al parecer provocado. Un tercio del recinto se quemó, y esa parte quedó en desuso. En 2001, el Ayuntamiento de Madrid aprobó la ampliación de la superficie máxima del Palacio de 39.812 metros cuadrados a 47.759, y se otorgó la condición de máxima edificabilidad, todo ello para así poder no solo restaurar las zonas dañadas por el fuego, sino también poder construir unas oficinas a las que se trasladarían unos 300 funcionarios. Pero las obras nunca se llevaron a cabo.

De hecho, esta primera etapa del Palacio de Congresos no tuvo un final feliz. Y es que, el 21 de diciembre de 2012, el Ministerio de Industria decidió clausurar el edificio. Esto se debió a que unas pocas semanas antes, había sucedido la tragedia del pabellón municipal Madrid Arena, en el que murieron 5 chicas durante una fiesta por fallos de seguridad. Entonces se revisaron todos los edificios públicos de la ciudad, y se detectaron algunas carencias en este Palacio de Congresos. Estos problemas se solventarían con una reforma que se tasó en 80 millones de euros, dinero del que no se disponía, y que convirtió ese cierre temporal en cierre permanente.
Lamentablemente, así es. Desde aquel día, el Palacio de Congresos de Madrid ha estado cerrado, esperando una solución para poder realizar las reformas pertinentes.

Palacio de Congresos. En el centro de la imagen, lugar donde se
construiría el nuevo rascacielos. gomadrid
En 2015, esa solución parecía haberse encontrado. Fue en febrero de ese año cuando el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, que gestiona la instalación a través de Turespaña, el Instituto de Turismo de España, anunció la edificación de un rascacielos en uno de los laterales del Palacio de Congresos, en la zona más cercana al estadio Santiago Bernabéu y al Paseo de la Castellana.

La condición de máxima edificabilidad otorgada en 2001 iba a ser aprovechada por Turespaña para plantear la construcción de un rascacielos de 23 plantas que albergaría un hotel de cinco estrellas y numerosos comercios. La inversión requerida, así como la gestión del inmueble, las llevaría a cabo una empresa privada, y con las ganancias, el Ministerio podría llevar a cabo las reformas necesarias en el Palacio de Congresos.

El nuevo rascacielos fue, como es de suponer, la noticia del momento.

Proyecto del rascacielos del Palacio de Congresos. ccaa.elpais.com
Las obras conjuntas de rehabilitación del Palacio y de construcción del nuevo rascacielos se cifraron en 90 millones de euros. Sin embargo, se consideraba que la empresa adjudicataria de la explotación del nuevo inmueble ingresaría unos 30 millones el primer año, ascendiendo poco a poco hasta los 66 millones que ingresaría 40 años después de la construcción, el último de la concesión.

El antiguo auditorio solo tenía dos partes protegidas: el mural diseñado por Joan Miró y, en un grado menor, el vestíbulo de entrada. Por ello, ambas partes se conservarían, y, de hecho, se invertirían 450.000 euros en la restauración del mural.

La información del proyecto del rascacielos de 23 plantas se iba haciendo pública en 2015: el hotel de lujo contaría con 180 habitaciones dobles, 36 suites, un gimnasio, una piscina y diversos restaurantes, además de rodearse de los comercios ya comentados en el proyecto original.
Por su parte, el Palacio de Congresos, tras su rehabilitación, contaría con un auditorio para 1.000 personas, cuatro salas de banquetes, 14 salas con capacidad adaptable, cinco salas de conferencias para 250 personas cada una, y una gran sala de exposiciones para 600 personas.

Proyecto del rascacielos del Palacio de Congresos. urbanity.cc
El nuevo edificio se construiría en dos fases, cada unan de 24 meses, con lo que en 4 años, Madrid contaría con su nuevo rascacielos.

En 2016 el edificio seguía cerrado, tan solo siendo utilizado su aparcamiento subterráneo, pero Turespaña ya se encontraba en plena redacción del pliego de condiciones para sacar a concurso la gestión del inmueble.
Sorprendentemente, una de las empresas más interesadas en la explotación de este inmueble era Stage, una gran multinacional de musicales, ya que estaban interesados en el uso de este recinto como teatro de musicales, puesto que, según ellos, sería el espacio ideal para representaciones de este género, y con una mayor capacidad que el Teatro Lope de Vega de la Gran Vía, donde actualmente se realizan las producciones más ambiciosas de la capital.

Fue en octubre de 2016 cuando todos estos sueños se vieron truncados. La comunidad de vecinos que se sitúa tras el Palacio, había hecho tramitar un recurso en el que se quejaban de varios asuntos, como la reducción de horas de sol en su inmueble tras la construcción del rascacielos, y también argumentaban que no se podría comprender esta remodelación teniendo en cuenta el nivel de protección del Palacio de Congresos.

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid, tumbó todos los argumentos de la comunidad de vecinos, excepto uno, el de protección del Palacio. Se consideraba, según este fallo, que, a pesar de que existiera un informe favorable de la Comisión para la Protección del Patrimonio Histórico de Madrid, el nivel de protección del edificio no permitía realizar las reformas planteadas, y se frustraba de esta manera la solución a la que había llegado Turespaña.

Con lo cual, a finales de 2016, el proyecto, completamente anulado, complicaba la situación a este espacio, que seguía cerrado y sin encontrar posibles usos futuros.

En enero de 2017 se proponía una nueva solución que explicamos a continuación.

Actual sede de la OMT en la calle Capitán Haya
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la mayor organización internacional existente, tiene repartidas sedes de sus diferentes organismos en varios países. En España, tenemos el privilegio de contar con una de estas sedes, la de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que, creada en 1975, tiene como propósito promover el turismo. Cuenta con 156 estados miembro, y su sede se localiza en la madrileña calle Capitán Haya, también en las inmediaciones del Paseo de la Castellana.
A pesar de su importancia, es cierto que la estética de su edificio ha quedado desfasada para una institución de esta relevancia.

Por ello, hace tan solo unas semanas, el Ayuntamiento de Madrid desveló que se están llevando a cabo negociaciones con la OMT para trasladar su sede al que fue durante tantos años Palacio de Congresos. Según parece, el acuerdo se encuentra bastante avanzado, y la OMT colaboraría en la rehabilitación de este espacio.
Logotipo de la OMT

Por tanto, es posible que, aunque no podamos ver un rascacielos en este lugar, sí tengamos en unos años una sede de la Organización Mundial del Turismo acorde con su estatus y en un lugar privilegiado de la capital.

Y tú, ¿habrías preferido un rascacielos en este punto del Paseo de la Castellana?

miércoles, 8 de febrero de 2017

Translozoya, el tren turístico de la Sierra Norte

La ciudad de Madrid no ha sido la única que ha soñado con proyectos que se convirtieron en pesadilla y que no se llegaron a realizar. Hoy traemos uno un tanto particular, el Translozoya, un tren turístico con el que la Sierra Norte de la Comunidad de Madrid pretendía dar un impulso a su turismo desde 2014.

Tren TER 597-010, el elegido para convertirse en el Translozoya. change.org
Este proyecto comienza a idearse en 2011. Durante ese año, se produjo un desprendimiento en el túnel de Somosierra de la línea ferroviaria Madrid-Burgos, lo que llevó al cierre, en principio temporal, de ese trayecto. El incidente provocó que, poco a poco, se abandonara aquella vía, lo que dio lugar a que los municipios madrileños afectados, vieran aquella situación como una oportunidad.

Por ello, lo que se propusieron estas localidades de la Sierra Norte fue el uso de aquella vía, que estaba en ese momento inutilizada, para la circulación de nuevo tren turístico que uniera de una forma atractiva a estos pequeños emplazamientos con la capital.

Mapa del recorrido del Translozoya. cronicanorte.es
El trayecto comenzaría en la estación de Chamartín, y haría parada en Colmenar Viejo, Manzanares-Soto del Real, Miraflores de la Sierra, Bustarviejo, Valdemanco, Lozoyuela, Garganta de los Montes, Gargantilla del Lozoya, Navarredonda-San Mamés, Gascones-Buitrago, Braojos-La Serna y La Acebeda, para finalizar el recorrido en Robregordo. De hecho, actualmente el trayecto Chamartín – Colmenar Viejo se puede hacer en la línea C-4 de Cercanías, no pudiendo continuar por los municipios mencionados hasta Robregordo-Somosierra.

Lo primero necesario era saber si esa antigua vía de Colmenar Viejo a Robregordo reunía las condiciones de seguridad necesarias para su puesta en marcha, y parece que ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), entidad pública dependiente del Ministerio de Fomento, comunicó que no habría ningún problema para su uso.

Por tanto, el proyecto se fue formalizando. 40 alcaldes de los municipios afectados y aledaños a este proyecto apoyaron esta idea, y así se recibieron 245.000 euros procedentes de fondos europeos para la rehabilitación y traslado de un ferrocarril que se adecuara a las condiciones necesarias.

Interior del Translozoya tras su restauración. madridiario.es
El elegido fue el TER 597-010, un tren de los años sesenta que desde 1965 hizo trayectos como Madrid-Gijón, Madrid-Barcelona o Barcelona-Bilbao. La Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril había conservado este tren en la capital castellanoleonesa hasta 2013, fecha en que fue restaurado para convertirse en este Translozoya.

Sus dos coches tendrían una capacidad para 128 personas, y con sus 775 CV se alcanzaría una velocidad máxima de 120 km/hora.

El tren turístico parece que comenzaría a andar antes del verano de 2014. Sin embargo, un retraso en la puesta a punto del aparato retrasó su entrada en Madrid casi un año.
Fue el 20 de marzo de 2015 cuando el ferrocarril fue remolcado hasta la antigua estación madrileña de Delicias, y ahí comenzaron los problemas.

Braojos de la Sierra, uno de los municipios
por los que transcurriría el Translozoya. laerilla.es
Y es que, durante ese mismo año, se procedió al cierre oficial de la línea Madrid-Burgos, que en principio había sido clausurada temporalmente en 2011 hasta que se solucionara el incidente acaecido, y durante esos años estuvo abandonada. Entonces, ADIF informó de la necesidad de una inversión de 4 millones de euros para la rehabilitación de la vía, y en el caso de que se quisiera unir esta vía con Burgos, otros 4 millones de euros para la reconstrucción del puente de Somosierra. ADIF no invertiría nada en el proyecto, puesto que la antigua línea Madrid-Burgos había sido clausurada, y para un solo tren no consideraban que la inversión fuera rentable, con lo que tendrían que ser los municipios madrileños los que aportaran la suma demandada.

Por este motivo, el tren en cuestión sigue en la antigua estación de Delicias de Madrid, siendo posible su visita dentro del Museo del Ferrocarril, y el proyecto del Translozoya  se encuentra paralizado y con pocas posibilidades de seguir adelante, a pesar de haber invertido, entre fondos europeos y locales, unos 300.000 euros.

Puente del antiguo ferrocarril Madrid-Burgos, que habría sido usado por el
Translozoya, pero que ahora es solo utilizado por los amantes del puenting.
Gargantilla del Lozoya. Photodrone Marcos
Existen en la actualidad desde peticiones de firmas para su puesta en marcha, hasta plataformas que solicitan reapertura de la línea de ferrocarril desde Madrid hasta Aranda de Duero como se hacía hasta hace algunos años, aunque desde hace ya algún tiempo no ha habido muchas novedades con respecto a las posiciones tomadas por parte tanto de ADIF como de los municipios afectados.

Un ferrocarril turístico que habría conectado la ciudad de Madrid con estos municipios de la Sierra Norte los fines de semana para la promoción turística de esta zona de la región, y que habría hecho que la Comunidad de Madrid tuviera  un tren al estilo de los ya existentes en nuestro país, como Transcantábrico o Al Andalus.
Al menos, el resto de líneas turísticas de nuestra región (Tren de la Fresa hasta Aranjuez, Tren de Cervantes hasta Alcalá de Henares, y Tren de la Naturaleza por la Sierra de Guadarrama) siguen en activo en temporada, y con muy buenos resultados.

¿Y a ti, te gustaría que en unos años el Translozoya se uniera a esta lista de trayectos turísticos?