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miércoles, 17 de junio de 2015

Estación de enlace de la plaza de Colón

Son muchas las plazas de Madrid que han visto muy modificado su aspecto con el paso de los años. Una de las más llamativas es la de Colón. Y es que si hoy miramos una foto antigua del lugar, nos resulta casi irreconocible. Donde hoy se levantan los Jardines del Descubrimiento se encontraba desde el siglo XVIII la Casa de Moneda.

Casa de la Moneda. Grabado de 1865
Este edificio, pronto resultó anticuado y pequeño, y parecía que su destino estaba más que escrito: el derribo.

Precisamente por ello, Casto Fernández-Shaw, a quien ya mencionamos en el post dedicado a la Torre del Espectáculo, puso sus ojos en 1933 en la remodelación de esta emblemática plaza.

Lo que trataba el célebre arquitecto y urbanista era la creación de una estación central para trenes, autobuses y autogiros en este lugar por situarse en una de las principales arterias de la ciudad, el encuentro entre el Paseo de la Castellana y el de Recoletos. Se trataría de una estación de enlace, como se denominaba por aquel entonces a los que hoy conocemos como intercambiadores.

Indalecio Prieto, Ministro de Obras Públicas de la II República, trataba de conectar por aquel entonces varias líneas ferroviarias que llegaban a diferentes puntos de Madrid. Por ello, la solución de Fernández-Shaw se presentó como ideal ante tal aspiración.

Proyecto de la estación de enlace de Colón
La entrada a la estación ferroviaria se haría por la plaza de Colón, donde habría también una cafetería. A la estación de autobuses se accedería por la parte trasera, por la calle Serrano, junto a las oficinas del edificio.

Los dos laterales también serían aprovechados. En la fachada a la calle Goya habría pensiones y viviendas, y en la de la calle Jorge Juan, un moderno hotel.

Se trataría, en definitiva, un proyecto que, a pesar de estar planeado en los años 30 del siglo XX, se asemeja a los intercambiadores construidos en los últimos años en estaciones como Moncloa o Príncipe Pío.

Proyecto de la estación de enlace de Colón
Sin embargo, aún había más. Y es que en la azotea de este macrocomplejo se ubicaría una estación de autogiros, para que los pequeños viajes aéreos también tuvieran conexión con esta estación.

En total habría sido una inversión de cincuenta millones de pesetas (unos 300.000 euros), pero a cambio se obtendrían tres millones anuales (18.000 euros) por todos los servicios ofrecidos en esta estación, incluidos también los comercios y un cine que se planeó para el lugar.

No hay que olvidar que hasta ese momento, las estaciones ferroviarias más importantes eran la del Mediodía (Atocha), la del Norte (Príncipe Pío), y la de Delicias, pero la ciudad carecía de una estación moderna que agrupara las líneas de tren que partían hacia el norte del país.

La conexión entre las estaciones de Colón y Atocha se haría mediante túneles subterráneos por el Paseo de Recoletos y el Paseo del Prado.

En 1935, este proyecto se expuso junto a muchos otros del mismo urbanista en una exposición en el Círculo de Bellas Artes. El arquitecto llegó a comentar que habría apostado por una estación de enlace en el lugar donde se estaban construyendo los Nuevos Ministerios, pero que ya las obras estaban prácticamente finalizadas, con lo cual no habría sido posible situarlos en la plaza de Colón, que es donde él consideraba más adecuada su ubicación.
Casa de la Moneda y Plaza de Colón en 1935
Historia urbana de Madrid

Sea como fuere, el plan no siguió adelante, y fue la estación de Chamartín la que se terminó construyendo más al norte de la ciudad.

Muchos años después y ya con este plan descartado, en 1970, se derriba finalmente la Casa de la Moneda, la cual ya en 1964 había sido trasladada a la calle Jorge Juan 106, donde hoy se sigue ubicando la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.

Ese derribo dio lugar a la construcción de los Jardines del Descubrimiento y al Centro Cultural de la Villa, pero esto ya forma parte del Madrid que fue. 

Fuente: Valero García, E. (2013) "Especial: Estación de enlace de Plaza Colón. Proyecto de Fernández-Shaw", http://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/2013/10/estacion-enlace-plaza-colon-madrid-fernandez-shaw.html - Historia Urbana de Madrid ISSN 2444-1325, consultado junio 2015.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Torre del Espectáculo

“Madrid necesita un mirador”. Bajo este sugestivo lema, el diario “El Alcázar” animaba a estudiantes y arquitectos en 1966 a presentar sus proyectos para la creación de un mirador en la capital, con la esperanza de que el mismo fuera tan llamativo que finalmente se aprobara su construcción.
El diario proponía los pinares de Rodajos, en la Casa de Campo, como el lugar idóneo por sus vistas al perfil de la urbe. 

Se convocaba, textualmente, debido a “la epidemia de torres y miradores en toda Europa”. Sin embargo, precisamente hasta el año siguiente, era un edificio madrileño, la Torre de Madrid, el más alto de toda Europa.

Casto Fernández-Shaw Iturralde
Fueron muchos los proyectos que llegaron a la redacción de “El Alcázar”. Sin embargo uno llamó especialmente la atención desde el principio.

Casto Fernández-Shaw Iturralde (1896-1978) fue un arquitecto  y urbanista madrileño, exponente de la corriente del racionalismo. Trabajó en el estudio de Antonio Palacios (de quien ya hablamos anteriormente en el post de su proyecto de la Puerta del Sol), y coincidió allí con Pedro Muguruza (que se encargó de las obras de la reconstrucción de la Ciudad Universitaria y del Valle de los Caídos).

Fernández-Shaw es ya en 1966 bien conocido en Madrid por haber construido edificios tales como la gasolinera de Petróleos Porto Pi (hoy restaurada pero aún existente en la calle de Alberto Aguilera), el edificio Coliseum de la Gran Vía, o el Mercado de San Fernando de la calle Embajadores.

Por eso es llamativa su participación en esta propuesta de “El Alcázar”, al que envía un insólito proyecto denominado "la Torre del Espectáculo".

Se trataría de una torre de 500 metros que casi cuadriplicaría la altura de la ya mencionada Torre de Madrid. La base tendría 330 metros de diámetro, y en la parte más elevada se hallaría un restaurante y, por supuesto, unas terrazas que harían que el sueño de ese mirador de la Casa de Campo se hiciera realidad.

Proyecto de la Torre del Espectáculo
Hasta un cierto nivel, se podría subir a la torre con el propio automóvil y realizar compras desde él. Pero no fue esto lo que entusiasmó a los técnicos de aquellos años.

Y es que lo sorprendente es que en la planta principal del edificio habría un campo de fútbol reglamentario, y sobre él más salas para otras competiciones deportivas, teniendo este "estadio" una capacidad para 45.000 personas.

Sobre el mismo habría un circo, cuyos espectáculos podrían disfrutar otras 15.000 personas. Además, un cine, una sala de conciertos e incluso una piscina. La capacidad total de la torre, incluyendo el resto de pisos, las terrazas y el restaurante, llegaría a las 100.000 personas.

Una oleada de críticas favorables a la construcción del edificio ocupó páginas y páginas de periódicos.


El ingeniero jefe de los servicios de radiodifusión y televisión del Ministerio de Información y Turismo dijo que la creación de la torre era muy urgente con la esperanza de que sirviera también como torre de comunicaciones, ya que Torrespaña (el Pirulí), no se inauguró hasta 1982.
El Presidente de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, a su vez, comentaba que habría que construirla cuanto antes para que el arquitecto no llevara su proyecto a otro lugar.

Proyecto de la Torre del Espectáculo
Fernández-Shaw aspiraba a que su torre se convirtiera en el centro de una exposición mundial de 20 países que en el año 1992 celebrarían el V centenario del descubrimiento de América, la cual finalmente se celebró en Sevilla.

A pesar de todas las opiniones a favor (y alguna en contra, como la del también arquitecto Miguel Fisac), la torre nunca llegó a construirse.

Por cuestiones del azar, es en 1992 cuando Madrid consigue su mirador a la ciudad, y no es por el V centenario del descubrimiento de América, sino porque ese año la Villa y Corte acoge el título de Capital de la Cultura Europea. Como conmemoración se erige la “Torre de Iluminación y Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid”, más conocida como el Faro de Moncloa (110 metros de altura).

Sin embargo, la maldición en cuanto a miradores continúa. Y es que, tras varios problemas y falta de conservación, fue cerrado en 2008 por incumplir la normativa de seguridad, y a noviembre de 2014 y tras una costosa, costosísima reforma, el Faro sigue cerrado a la espera de que alguien se interese en comprarlo para convertirlo en restaurante.

La pregunta es obligada... ¿es necesario un mirador como la Torre del Espectáculo en Madrid, o es más que suficiente con el Faro de Moncloa (una vez reabra sus puertas)?