miércoles, 29 de abril de 2015

El Palacio Real de Filippo Juvara

Madrid, tal y como hoy lo conocemos, es una ciudad abierta y cosmopolita, con una superficie de más de 600 km2 y una población de más de 3 millones de habitantes.
Nada que ver con la primitiva fortaleza musulmana o al-mudayna que, desde la segunda mitad del siglo IX defendía los territorios árabes del sur de España.

La misma, de 7 hectáreas, (ubicada en los terrenos donde hoy se encuentra la catedral de la Almudena, la plaza de la Armería y el Palacio Real), junto con las 3 hectáreas que ocupaba la medina (los barrios de la ciudad), constituían el primer Mayrit”, el germen de la ciudad de Madrid.

Primitivo Alcázar de Madrid. www.artehistoria.com
Aquella fortaleza defensiva fue progresivamente mejorada y usada por los reyes castellanos para celebrar las Cortes del Reino. Más tarde se utilizó como residencia ocasional de la dinastía de los Trastámara. Pero fue especialmente ampliada a partir de 1561, cuando Felipe II decidió establecer en Madrid la capital del imperio español.
Un alcázar muy ligado a los Austrias, y que fue residencia de la Familia Real española.

En el año 1700 muere sin descendencia Carlos II, el último de los reyes Austrias, y finalmente es Felipe V, de la dinastía de los Borbones, quien continuará reinando en nuestro país.

Felipe V había nacido en Versalles, y sus gustos eran diferentes a los de la antigua dinastía de los Austrias. Es sabido que al llegar a Madrid no encontró la ciudad que deseaba, y que el alcázar le pareció tan lúgubre como austero.
No estaba acostumbrado el monarca a estos edificios, y la antipatía hacia este lugar era más acusado debido a lo que representaba: el símbolo del poder de la anterior dinastía, los Austrias.

Alcázar de Madrid pocos años antes de ser destruido
Durante la Nochebuena de 1734 la historia de Madrid cambió para siempre. Fue posiblemente en los aposentos del pintor de Corte Jean Ranc donde comenzara el incendio que destruiría el Real Alcázar de Madrid por completo. Las campanadas de medianoche del vecino convento de San Gil (donde hoy se sitúa el Café de Oriente), que trataban de advertir del fuego, hicieron creer a los madrileños que se estaba llamando a misa (ya que al ser Nochebuena, era frecuente acudir a la Misa del Gallo).

Lienzos como “Las Meninas” de Velázquez pudieron ser salvados siendo arrojados por las ventanas del alcázar, pero se cree que más de 500 pinturas se perdieron por el fuego.

Retrato de Filippo Juvara
Tras el misterioso incendio, Felipe V tuvo la oportunidad de construir un nuevo palacio que fuera un emblema del poder de la dinastía de los Borbones y que mostrara el lujo y esplendor a los que tan acostumbrado estaba.

Filippo Juvara (1678 – 1736), conocido arquitecto italiano que había desarrollado gran parte de su trabajo en Turín, fue el elegido para levantar este nuevo Palacio Real.

Poco después del incendio, en abril de 1734, Juvara se traslada a Madrid, y en poco tiempo tiene preparado su proyecto para la nueva residencia de la familia real española: un conjunto palaciego que, con diversas plazas y jardines, harían de este edificio el más soberbio y ambicioso de toda la historia de la ciudad de Madrid.

Se trataría de un edificio barroco con cuatro grandes patios, siguiendo así la forma habitual en Italia. Y es que se pretendía que el edificio tuviera trazas tanto italianas como francesas.
Un lado entero del patio mayor estaría dominado por las escaleras principales, y entre los dos patios más importantes se situaría la biblioteca y la capilla.

Lo primero que llamaba la atención eran las grandes dimensiones del palacio. De haberse construido en el lugar en el que se situaba el Real Alcázar, una de las plazas del palacio estaría emplazada en la calle Mayor, y los jardines llegarían a toda la zona de Príncipe Pío.

Proyecto de Filippo Juvara para el Palacio Real de Madrid
Es por ello que esta residencia no se ubicaría en este histórico lugar. Se debería buscar una gran zona llana en la que poder desarrollar este ambicioso proyecto, y en el que los parterres pudieran ser admirados en todo su esplendor.
Nunca se supo la zona exacta en la que se habría ubicado este palacio, aunque se barajan lugares como el actual barrio de Argüelles.

El arquitecto diseñó una maqueta en madera que servía para ilustrar su importante proyecto, aunque con el paso de los años se perdió, y no se sabe si se destruyó o se halla en paradero desconocido.

Otro de las características del nuevo monumento serían sus materiales de construcción: se trataría de evitar la madera para que el flamante palacio no fuera devorado de nuevo por las llamas, y se construiría enteramente en piedra y ladrillo.

Sección del proyecto de Filippo Juvara para el Palacio Real
de Madrid. Archivo General de Palacio, Madrid.
Lo cierto es que el proyecto de Juvara no era uno más. Estaba destinado a ser el proyecto cumbre de la dinastía Borbón, el que mostrara que España había cambiado, y que se dejaba atrás una época para recibir otra más monumental.

En enero de 1736, antes de comenzar a construir el nuevo palacio, Filippo Juvara muere repentinamente. La elegancia de los alzados diseñados por el arquitecto, la armonía de la disposición, y fundamentalmente, la grandiosidad del proyecto, quedan entonces en el aire, a la espera de la construcción del ansiado palacio.

En 1737 llega a Madrid el arquitecto Giovanni Battista Sachetti, antiguo discípulo de Filippo Juvara en Turín.
Estaba acostumbrado en aquella ciudad a llevar a cabo los diseños creados por su maestro. Sin embargo, a su llegada a Madrid se le hace un encargo diferente: tiene que adaptar el gran palacio diseñado por su mentor al lugar en el que se ubicaba el antiguo alcázar.

El propio Juvara había dicho que, al tratarse de un terreno irregular y más estrecho, incluso el mejor de los artistas vería su obra empequeñecida en ese lugar.

Fachada a los jardines del Palacio Real de Madrid.  Proyecto
de Filippo Juvara. Archivo General de Palacio, Madrid.
En ese mismo 1737 Sachetti tiene preparado su proyecto, y en 1738 comienza la construcción, que no finalizará hasta 1764, bajo el reinado de Carlos III, siendo concluido por Francesco Sabatini y con participación de arquitectos españoles de renombre como Ventura Rodríguez, pero esto ya forma parte del Madrid que sí fue.

Es posible que el prestigio de Juvara hubiera ayudado a convencer a Felipe V para hacer el nuevo palacio en un lugar diferente y en unas proporciones que habrían hecho de esta construcción una de las más importantes y soberbias de la Europa del siglo XVIII. Sin embargo, hoy podemos suponer cómo habría sido este monumento gracias a los planos del arquitecto, y así imaginar cómo habría cambiado nuestra ciudad de haberse construido.

El Palacio Real existente es, indiscutiblemente, uno de los palacios reales más característicos e imponentes de toda Europa.

¿Crees que habría sido más acertada la construcción proyectada por Filippo Juvara?

Fachada principal del proyecto de Filippo Juvara para el Palacio Real de Madrid

miércoles, 22 de abril de 2015

Proyectos para la cruz del Valle de los Caídos

Hoy comenzamos el post trasladándonos a 1941. Hace tan sólo dos años que ha finalizado la Guerra Civil española (1936-1939) y el país pasa por uno de sus peores momentos.

1. Proyecto de Francisco de Asís Cabrero
En 1940 comienzan las obras de construcción de la basílica del Valle de los Caídos en Cuelgamuros, al noroeste de Madrid, en la Sierra de Guadarrama. 
Dicha basílica, situada en un túnel bajo una montaña, está diseñada por el arquitecto Pedro Muguruza.

Sobre ella se decide construir una gran cruz que se convierta en un monumento de exaltación nacional, al igual que pretendía el “Sueño arquitectónico” de Luis Moya Blanco, del cual hablamos hace unas semanas.

Por este motivo, ya iniciadas las obras de la basílica, se convoca entre 1941 y 1942 un Concurso Nacional de anteproyectos, para el que harán de jurado arquitectos como Pascual Bravo, Luis Gutiérrez Soto o Francisco Iñiguez, y estará presidido por el Ministerio de la Gobernación, Blas Pérez González.

Se trataba del primer gran concurso de arquitectura convocado tras la Guerra Civil, por lo que causó mucha expectación.


2. Proyecto de Luis Moya, Enrique Huidobro y Manuel Thomas
Al mismo se presentaron 21 proyectos de arquitectos reputados en el país. 
Francisco de Asís Cabrero, que más tarde construiría edificios como la Casa Sindical de Madrid (actual Ministerio de Sanidad) o la Escuela Nacional de Hostelería, en la Casa de Campo, presentó también un proyecto (imagen 1), aunque no fue aceptado por no haber obtenido aún el título de arquitecto. De hecho lo consiguió en 1942, tras haber tenido que detener sus estudios durante la guerra.

Sin embargo, el de Asís Cabrero es uno de los diseños más arriesgados. Y es que lo presentó tras un viaje a Italia, con lo cual se ve influenciado por la arquitectura racionalista del país mediterráneo. Su apuesta por una cruz cubierta por niveles de arcadas es rechazada y no se admite a concurso.

A principios de 1943 se produce el fallo del jurado, y el primer premio se otorga a Luis Moya (que ya había diseñado el Sueño arquitectónico para una exaltación nacional), Enrique Huidobro y Manuel Thomas gracias a una cruz con aspecto de relicario, protegida por dos cruces más pequeñas, una a cada lado de la principal (imagen 2).

3. Primer proyecto de Pedro Muguruza
para el Valle de los Caídos
Se decide que aunque el proyecto de Luis Moya fuera el ganador, no sería el que se construiría. Y es que ninguno de los 21 se consideró adecuado, con lo que se encarga a Pedro Muguruza el diseño de la cruz monumental.

Pedro Muguruza, el arquitecto que había diseñado la basílica del Valle, ya era bien conocido en el país. Además de ser Director General de Arquitectura, había sido el encargado de diseñar el monumento a Miguel de Cervantes en la madrileña Plaza de España, el monumento al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles (Getafe), y otras obras del centro de la capital, como el edificio Coliseum o el Palacio de la Prensa.

El arquitecto presenta varios diseños para la Cruz, que no parecía encontrar su aspecto definitivo. Varios de ellos son rechazados, e incluso Franciso Franco llega a crear un boceto con la imagen de la cruz para mostrar cómo deseaba que fuera el monumento (imagen 4).
4. (izquierda). Boceto de Francisco Franco
5. (derecha). Proyecto de Pedro Muguruza
Fuente: ABC

Tras ese boceto, Muguruza crea un nuevo diseño (imagen 5) que comienza a construir, pero en 1949 cae enfermo y tiene que abandonar todas sus ocupaciones, con lo cual la obra vuelve a quedar en el aire.

Se convoca otro concurso que gana Diego Méndez, alumno de Muguruza, y crea un nuevo diseño, que será el definitivo y el que hoy conocemos.
Méndez, el segundo arquitecto director de la obra, realiza también algunas modificaciones en el túnel de la basílica, así como en la abadía de la Orden de San Benito.

Las obras finalizan en 1958 con la inauguración de la basílica y la cruz más grandes de la cristiandad (260 metros de longitud y 150 metros de altura, respectivamente). 
Finalmente, la cruz, construida en granito, se levanta sobre las estatuas de los cuatro evangelistas y sus cuatro tetramorfos, en un conjunto al que se puede acceder en funicular y situado sobre la abadía benedictina, pero esto ya forma parte del Madrid que sí fue.

6. Aspecto actual del Valle de los Caídos
Años después de su finalización, Diego Méndez fue nombrado Consejero de Arquitectura de Patrimonio Nacional y dirigió la reconstrucción de varios de los monumentos de la institución, como el Palacio de la Moncloa, el de la Zarzuela, el Palacio Real de Aranjuez, el Monasterio de El Escorial o el Monasterio de las Descalzas.


Tratando de evitar todo debate político acerca de la construcción de este monumento y centrándonos exclusivamente en su diseño arquitectónico...
                    ¿crees que el construido fue acertado, o había proyectos mejores?

miércoles, 8 de abril de 2015

Pirámide a las víctimas del Dos de Mayo

Hace tan sólo unas pocas semanas hablábamos en este mismo blog del “Sueño arquitectónico para una exaltación nacional”, un monumento con una pirámide incluida que se quería construir en el lugar en que se ubicó posteriormente el Estadio de Vallehermoso. Sin embargo, no se trataba del primer proyecto para una pirámide que se pensó para Madrid.

Carlos IV y Fernando VII, ambos pintados por Goya
En 1807 se firma el Tratado de Fontainebleau, en el cual España permite a las tropas francesas de Napoleón el paso por territorio nacional para conquistar Portugal, que era a su vez aliado de Inglaterra. Pero Napoleón lo que buscaba en realidad era una conquista de la península.

En marzo de 1808 se produce el Motín de Aranjuez, tras el cual el rey Carlos IV se ve obligado a abdicar en su hijo, el que será Fernando VII. El nuevo rey no ve reconocido su poder por Napoleón, personaje clave del momento, con lo cual acaba viajando a Bayona para reunirse con él y que le reconozca como nuevo rey de España. Carlos IV, por su parte, también necesita de Napoleón, teóricamente del bando amigo, para ver restituido su poder arrebatado.

“La lucha con los mamelucos”, Goya
El 2 de mayo de 1808, cuando ya por toda la península la presencia francesa era muy fuerte, unos soldados galos se llevan del Palacio Real de Madrid al infante Francisco de Paula, último de los miembros de la corte española que se encontraba en la capital. Al grito de “¡Que nos los llevan!” una muchedumbre asalta el Palacio, comprendiendo que Francia estaba conquistando a España.

Toda la ciudad se levanta en armas y lucha mano a mano con las tropas francesas. La Puerta del Sol se convierte en un escenario sangriento donde los soldados mamelucos, a las órdenes del poder francés, cargan contra los madrileños que tratan a duras penas de pelear contra ellos, como recoge el gran pintor Francisco de Goya en su obra “El 2 de mayo de 1808 en Madrid”, también conocido como “La lucha con los mamelucos”.

La Plaza de la Villa, el Pretil de los Consejos, la Cava de San Miguel... todo Madrid se subleva contra los franceses, mientras los militares españoles, siguiendo órdenes, se mantienen acuartelados y sin intervenir. Sólo los soldados del Parque de Artillería de Monteleón se unen al levantamiento. Los capitanes Luis Daoiz y Torres y Pedro Velarde Santillán se convierten en héroes al morir luchando contra las tropas enviadas por Murat.

Otros personajes como el militar Jacinto Ruiz, la bordadora Manuela Malasaña, e incluso Clara del Rey son otros madrileños que pasaron a la historia de la ciudad como héroes del Dos de Mayo.

“Los fusilamientos”, Goya
Cuando la insurrección se apaciguó, la represión fue cruel: 32 personas fueron fusiladas en el Salón del Prado, y otras 11 en la Puerta de Alcalá, plaza de Cibeles, Paseo de Recoletos, y junto a la Iglesia del Buen Suceso.

El 3 de mayo otras 24 personas fueron fusiladas en la montaña del Príncipe Pío (escena que también inmortalizó Francisco de Goya en “El 3 de mayo en Madrid” o “Los fusilamientos”), y 12 más en los jardines del Palacio del Buen Retiro.

Cientos de personas murieron durante esos dos días, en lo que se considera el comienzo de la Guerra de Independencia Española. Y es que ese mismo 2 de mayo, en vista de todo lo acaecido, los alcaldes de la Villa de Móstoles Andrés Torrejón y Simón Hernández firmaron un bando en que se animaba a los españoles a luchar contra el ejército invasor, bando que consiguió que España no permitiera la anexión pacífica soñada por Napoleón.

El 5 de mayo se producen las abdicaciones de Bayona, por las cuales tanto Carlos IV como Fernando VII, retenidos en Bayona, son obligados a renunciar a su derecho al trono español, y Napoleón nombra a su hermano José Bonaparte rey de España como José I, reinado que dura hasta 1813. En 1814 finaliza la Guerra de la Independencia con la victoria de los españoles y el retorno de Fernando VII.

Pasado el tiempo, en 1821, se decide construir un monumento en la ciudad dedicado a las víctimas del Dos de Mayo.

Alzado principal de la pirámide a las víctimas del 2 de Mayo
www.catalogomuseo.flg.es
Isidro González Velázquez (1765-1840), arquitecto que había estudiado en la Academia de San Fernando, es uno de los personajes más relevantes para la historia de Madrid. No en vano, participó en proyectos de tal envergadura como el Real Canal del Manzanares, del que hablamos en un post pasado, o la Casa del Labrador de Aranjuez. 
Cabe destacar que fue discípulo de Juan de Villanueva.

Es a González Velázquez a quien se encarga la tarea de diseñar un monumento que sirva de homenaje a los muertos en las sublevaciones, y el lugar escogido para su ubicación es el que se denominó como Campo de la Lealtad, junto al Salón del Prado, donde habían sido fusilados algunos de los madrileños amotinados. 

Perfil de la pirámide a las víctimas del 2 de Mayo
www.catalogomuseo.flg.es
El arquitecto propone un edificio conmemorativo en forma de pirámide con una portada de acceso. La misma, flanqueada por dos columnas, estaría coronada por un conjunto escultórico.
También habría capillas en cada lateral de estilo neoclásico
El monumento en su totalidad estaría adornado con estatuas varias, situándose entre ellas unas réplicas de los cañones que se usaron en el Cuartel de Monteleón.
En los diferentes extremos de la pirámide, cuatro obeliscos cerrarían tan flamante conjunto.

El motivo no podía ser más adecuado, ya que se trataba de evocar un monumento funerario. Y es que en su interior se colocarían las cenizas de algunos de los madrileños caídos el 2 de mayo. Por tanto, nada mejor que una pirámide que, a modo de sepulcro, acogiera los restos de estos héroes madrileños.

Monumento a los Caídos por España
Finalmente el arquitecto no presentó éste, sino otro proyecto en el que desaparece la pirámide, y el protagonismo se lo da a un obelisco, que se dividiría en tres cuerpos, presidiendo el inferior unas urnas sepulcrales, en las cuales se guardarían las cenizas anteriormente mencionadas, entre las que se encuentran las de Daoiz y Velarde.

El 2 de mayo de 1840 se inauguró finalmente este obelisco, que hoy en día se puede contemplar junto al Paseo del Prado, en la plaza de la Lealtad.

En 1985, el rey Juan Carlos I reinauguró el monumento tras una restauración, en la cual se pasa a denominar “Monumento a los Caídos por España”, convirtiéndose así en una tumba al soldado desconocido. Además, se incorporó una llama de gas que no se apaga nunca, recordando que estas almas siempre están presentes en el espíritu de la ciudad.

¿Conocías el proyecto de la pirámide? ¿Te resulta más atractivo que el obelisco construido finalmente?

*Fuente: "Catálogo de dibujos y proyectos de Isidro Velázquez". Isidro Velázquez 1765 - 1840. Arquitecto del Madrid Fernandino. Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 2009.

miércoles, 1 de abril de 2015

Príncipe Pío, el teatro que no fue y el que será

Uno de los edificios más majestuosos, imponentes y grandiosos de nuestra ciudad, la antigua estación de trenes del Norte, ha sufrido no pocos años de abandono. ¿Conoces su pasado y su futuro?

Estación del Norte, inaugurada en 1882
A mediados del siglo XIX (1856) comienza a construirse en España la línea ferroviaria Madrid-Irún (Línea Imperial o General del Norte). Tres años más tarde también comienzan las obras de la que sería la estación del Norte (la cual, por cierto, fue ideada por ingenieros franceses, al igual que el puente que cruza el río Manzanares, por lo que se denominó Puente de los Franceses).

El 16 de julio de 1882 se inaugura parte de la estación. La misma consiste en un edificio paralelo a los andenes y destinado a los viajeros. La cabecera, sin embargo, queda por el momento descubierta, y el desnivel con la Cuesta de San Vicente se decora con unos jardines provisionales.

Cabecera de la estación, misma vista desde la
Cuesta de San Vicente, antes y después de 1928
En 1928 se finaliza la estación construyendo el edificio que ya estaba proyectado, el de cabecera, que se convirtió en el de salidas, pasando el del lateral (el del Paseo de la Florida) a ser el de llegadas.

La terminal, que había sido propiedad de la antigua Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, queda seriamente dañada durante la Guerra Civil.
Posteriormente, tras la constitución de RENFE, la del Norte pasa a ser la segunda terminal de Madrid tras la de Atocha, acogiendo todas las líneas con destino a Portugal, Castilla la Vieja y el Cantábrico.

Es en 1967 cuando, con la construcción de Chamartín, la del Norte pierde casi toda su importancia, al pasar la práctica totalidad de las líneas del Cantábrico a la nueva estación. Desde 1979 hasta 1993 volvieron a salir desde allí algunos trenes a Galicia, pero las obras de remodelación de las instalaciones condenaron para siempre a la terminal ferroviaria.

Estación del Norte dañada durante la Guerra Civil
En 1995 se inaugura la estación de Príncipe Pío en lo que había sido hasta entonces la del Norte. Se convierte así en un intercambiador en el que hay conexiones a las líneas de metro 6, 10 y Ramal Ópera-Príncipe Pío, además de parada de los trenes de Cercanías de Madrid. En la puerta del edificio del 1882, junto al Paseo de la Florida, se sitúa además la parada de numerosos autobuses.

Sin embargo, la función de los dos edificios históricos queda indefinida hasta que en el año 2000 se decide construir un moderno centro comercial en el edificio más antiguo, el paralelo a los antiguos andenes. En 2004 abre sus puertas el Centro Comercial Príncipe Pío, hoy en día uno de los más frecuentados de la ciudad.

En 2007 el intercambiador se vuelve a ampliar, acogiendo en su interior la estación de autobuses que se situaba en el exterior. A pesar de ello, el edificio de cabecera, el que antaño albergó el vestíbulo de salidas, quedaba fuera del plan y su futuro seguía siendo incierto.

Su interés era indiscutible, puesto que se hallaba en un lugar estratégico de la ciudad, junto a la glorieta de San Vicente, muy cerca de la Plaza de España, y con conexión a la vecina M-30. Además, su belleza estética era y es más que llamativa, al mezclar historicismo, art decó y modernismo.

Centro Comercial de Príncipe Pío. www.principepio.es
Su destino pudo cambiar a finales del siglo XX, pero los planes no salieron como estaban programados. El empresario teatral Luis Ramírez planteó la creación de un teatro en este espacio único en la ciudad, proyecto al que se sumaron el actor Antonio Banderas y la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). En el año 2000 parecía que todo estaba resuelto, pero la gestora del espacio, Riofisa, rescindió el contrato en el 2002 y firmó otro con la actual Stage Entertainment, responsable de puestas en escena de musicales en Madrid como”Cabaret”, “Mamma Mía” o “Cats”.

Estación del Norte, como estación ferroviaria
y como moderno centro comercial
El proyecto se paraliza, y la antigua estación del Norte parece que ve truncado su sueño de convertirse en teatro. Banderas y la SGAE denuncian a Riofisa por presunto incumplimiento de contrato, pero en 2004 pierden su batalla legal.

En 2005 Stage Entertainment anuncia que finalmente se va a construir ese teatro. Se promete un espacio similar a los de Brodway, con una inversión de 26 millones de euros y con 1.674 butacas, convirtiéndose así en el teatro privado más grande de España. Príncipe Pío contaría por fin con el espacio cultural que merece la zona. Las primeras obras podrían ser presentadas ya en el año 2007 de ir todo según lo planeado.

El tiempo pasa, y no comienzan las obras. En 2007, año en que el teatro tendría que estar listo para su inauguración, la SGAE, pese a haber perdido en su demanda judicial, anuncia la próxima construcción de un centro cultural en este mismo lugar. Sería una moderna caja escénica con un teatro para espectáculos, conferencias y otros eventos, y dos zonas para el ocio.

Evento privado de J&B
ideografica.es
Todos estos proyectos se guardan en un cajón y parecen ser olvidados. De hecho en 2009, la gestora del edificio histórico, Riofisa, deja en manos de Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), es decir, de Fomento, la estación del Norte, desentendiéndose así del tema.

Año tras año se ha ido deteriorando este inmueble, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) por su importancia arquitectónica. En los últimos tiempos se intentó sacar algo de dinero alquilando el espacio para eventos privados. Se ofrecían los 6.800 metros cuadrados existentes  por un alquiler mínimo de 1.200 euros por el vestíbulo más 1.000 euros por el aparcamiento.

Rodaje de la película "Balada triste de trompeta".
www.losextras.es
Videoclips, sesiones de fotografías... e incluso películas (Balada Triste de Trompeta, 2010, Álex de la Iglesia) han tenido lugar en este entorno tan especial, pero lamentablemente tan abandonado.

Y aquí finalizaría esta triste historia sin final feliz para la maltratada estación del Norte, con el sueño de un teatro que no fue...

Pero cuando todo parecía perdido, saltó la noticia. Antes de ayer mismo, 30 de marzo de 2015, se publicó el que parece que será (y esperemos que así sea) final feliz prometido: el actor y productor de cine Santiago Segura, su socio Luis Álvarez (copropietario del Teatro Calderón), y la familia López-Ibor, relacionada con los temas de salud mental, han conseguido la adjudicación del edificio por 50 años por parte de Adif para su explotación como centro cultural.

Interior de la estación abandonada del Norte. abc.es
Una inversión de 7 millones de euros será necesaria para la adaptación de este lugar y restauración de fachadas y cubiertas. Gracias a ello será posible su transformación en academia de artistas, en zona de restaurantes... y en el tan ansiado teatro.

Es la agrupación de las empresas Global Health Consulting (propiedad de la saga López Ibor), YouShow (administrada por Luis Álvarez y Santiago Segura) y Wonderland (propiedad de Luis Álvarez, y que destaca por éxitos como “We will rock you”, “Fama” o “101 Dálmatas”), la que ha permitido que se haya planteado este proyecto. Una renta cercana a los 23,4 millones de euros ha sido la cifra acordada con Adif.

Una buena noticia, sin duda, que esperemos haga de la estación del Norte un lugar imprescindible en la capital, y que acabe de una vez por todas con esta situación de abandono tan injustificable como inmerecida.