miércoles, 3 de junio de 2015

La Ciudad de la Iglesia. El "minivaticano"

Hemos abordado ya a lo largo de varios meses en este blog muchos proyectos que no se han llevado a cabo. Algunos de los más ambiciosos los encontramos remontándonos en el tiempo varios siglos.

Sin embargo, durante los últimos años, también se trató de construir algunos proyectos megalómanos en el centro de la ciudad.

Uno de los más polémicos fue, sin duda alguna, el de una “Ciudad de la Iglesia” en la Cornisa del Manzanares, conocido como el “minivaticano” de Madrid.
Pero comencemos por el principio.

Proyecto de la Ciudad de la Iglesia. Maqueta
Era el año 2005 cuando el Arzobispado de Madrid, visible en la figura del entonces arzobispo Rouco Varela, solicitó la construcción de un gran complejo para uso y disfrute de la Iglesia Católica, situándose en él diversos elementos.

Se trataba de la edificación de la “Casa de la Iglesia”, de 14.000 metros cuadrados, que albergaría una residencia para sacerdotes y la sede de la Curia de Gobierno.

Junto a este edificio se situarían otros de diversa índole, como una Biblioteca Diocesana, oficinas del Arzobispado, e incluso un aparcamiento de uso privado y exclusivo para los miembros.

El 2 de diciembre de 2005, el Ayuntamiento de Madrid aprobó un Plan de Reordenación Urbanística para hacer posible la creación de este macrocomplejo. El mismo, tendría un total de 80.547 metros cuadrados, y se situaría muy cerca de la catedral de la Almudena, algo que el Arzobispado estimaba indispensable debido al valor simbólico del monumento.

Proyecto de la Ciudad de la Iglesia. abc.es
La polémica fue tal, fundamentalmente, debido a la ubicación del proyecto. Y es que todo ello se situaría en la Cornisa de San Francisco (justo en la parte trasera de la Real Basílica de San Francisco el Grande), tomando también una parte de los Jardines de las Vistillas.

El Parque de la Cornisa, declarado Entorno Monumental en el Catálogo de Elementos Protegidos del Plan General de Ordenación Urbana de 1995, habría perdido su carácter público de ser llevada a cabo esta actuación, al ser “cedido” a un organismo privado.

A cambio, el gobierno municipal podía edificar en territorios de la Iglesia un polideportivo, una escuela infantil y una residencia para mayores.

El nuevo plan incluía también la construcción de dos calles en los dos parques mencionados, y la sustitución de la escalera monumental de la Cuesta de los Ciegos por una carretera de dos carriles para poder acceder a los nuevos edificios eclesiásticos.
Los restos de la Real Cerca de Felipe IV, que limitan el jardín del Seminario, también se veían amenazados por esta propuesta, ya que una de las calles tendría que discurrir por el lugar de la muralla.

Proyecto de la Ciudad de la Iglesia. elpais.com
Por todos estos motivos, los vecinos se organizaron desde el primer momento en la “Asociación de Amigos de la Cornisa - Vistillas”, con el fin de impedir que el proyecto viera la luz.

Cuando ya casi se daba por hecho que la histórica cornisa del Manzanares tenía los días contados y que su perfil estaría dominado por la nueva sede de la Iglesia Católica, en 2010 el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) determinó que el plan de construcción vulneraba la ley, alteraba la estructura y adolecía del instrumento de protección del patrimonio histórico-artístico imprescindible para legitimarlo.

La pugna legal, por la cual la Asociación de Amigos tuvo que pagar 9.000 euros, se saldó a su favor. Y, a pesar de los recursos presentados por el organismo religioso, el Tribunal Supremo confirmó en 2013 el fallo del Superior de Justicia, lo cual ponía punto y final a la construcción del “minivaticano”.

El espacio de la Cornisa – Vistillas, donde los madrileños celebran fiestas tan dispares como las hogueras de San Juan en el primer parque, o la verbena de la Paloma en el segundo, seguirán, de momento, con su fisonomía habitual.

Cornisa del Manzanares pintada por Francisco de Goya en 1788 en su obra "La pradera de San Isidro"

1 comentario:

  1. Una lástima. Se podría haber llegado a una solución Intermedia. Pero Rouco tenía los colmillos retorcidos y el semblante adusto. La cara es el espejo del alma. Rouco, y su falta de generosidad, es la causa del petacho incrustado entre el Claustro de los Jerónimos y la iglesia del mismo nombre.
    Saludos.

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