Uno de los edificios más imponentes de la capital es, sin
duda alguna, el “Palacio de Telecomunicaciones”,
desde 2011 denominado “Palacio de
Cibeles” por su ubicación frente a la famosa fuente de Ventura Rodríguez.
Sin embargo, no fue éste el único proyecto que se barajó para ese
emplazamiento.
Plaza de Castelar, hoy plaza de Cibeles, en 1890 pinterest.com |
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la plaza
de Cibeles no era muy diferente a como lo conocemos hoy en día. El Palacio de Buenavista, levantado en
1767, el edificio del Banco de España,
inaugurado por el niño que llegaría a ser el rey Alfonso XIII y su madre, la
reina regente María Cristina en 1891, y el Palacio
de Linares, finalizado en 1900, protegían a la diosa Cibeles ya situada en el centro de la plaza, en su ubicación
actual (recordemos que desde su instalación en 1782 y hasta 1895 la fuente se
encontraba a la entrada del Paseo de Recoletos, mirando hacia la fuente de
Neptuno).
Sin embargo, faltaba un edificio en este entorno, el espectacular
“Palacio de Cibeles”.
A principios del nuevo siglo, el Estado convocó un concurso
abierto para la construcción de una Casa
de Correos y Telégrafos en el centro de Madrid, sustituyendo a la antigua
Real Casa de Correos de la Puerta del Sol.
Hasta ese momento, en la zona sureste de la Plaza de Cibeles
(plaza de Castelar en aquel
entonces, plaza de Madrid hasta
1900) se ubicaban los Jardines del Buen
Retiro, mucho más grandes que el actual Parque del Buen Retiro, en el
antiguo conjunto de recreo anexo al Palacio del Buen Retiro.
Como ya podrás imaginar, esta nueva Casa de Correos y
Telégrafos, se ubicaría en un pedazo de estos Jardines, en los colindantes a la
plaza de Cibeles.
Las bases eran claras: un gran edificio no superior a cinco pisos que, dando sus fachadas a la calle de
Alcalá, Paseo del Prado y plaza de Cibeles, acogiera los servicios de correos, telégrafos y teléfonos.
Fueron tres los
proyectos que se presentaron hasta noviembre
de 1904, cuando se cerró el concurso, todos ellos de gran calidad e
interés.
Proyecto de Joaquín Saldaña y Jesús Carrasco |
El primero de
ellos, de estilo francés Luis XV, de Joaquín
Saldaña y Jesús Carrasco, parecía uno de los favoritos. El motivo es que,
según los expertos, tenía las fachadas más
estudiadas y mejor diseñadas de los tres proyectos. Esto
también tenía una desventaja: su coste de 5.152.477,91 pesetas era el más
elevado de los presentados.
La Academia de Bellas Artes de San Fernando consideró
erróneo, sin embargo, el planteamiento que los arquitectos habían hecho del
edificio. Y es que lo habían configurado para que en un futuro pudiera ser
utilizado como Ministerio, algo que
no gustó a la Academia.
Proyecto de Luis Montesinos y Felipe Mario López Blanco |
El segundo
proyecto, de Luis Montesinos y Felipe
Mario López Blanco, de concepción anacrónica, fue sin duda el más polémico,
como después veremos.
Se trataba de un edificio sobrio que seguiría el sistema americano al no colocar patios en su
interior, aunque sí ventiladores y abundante luz eléctrica. Aunque en la actualidad se apuesta por los grandes
ventanales para conseguir así luz natural, en la época la moda era construir
edificios que gozaran de un buen sistema de alumbrado eléctrico.
Su creación costaría a las arcas públicas un total de
4.736.211 pesetas.
Proyecto de Antonio Palacios y Joaquín Otamendi |
El tercer proyecto
fue el presentado por Antonio Palacios y
Joaquín Otamendi. El hecho de que su
presupuesto fuera el más bajo
(4.499.906,99 pesetas), no hacía que el edificio fuera menos vistoso. De hecho
era, posiblemente, el más monumental de
los tres. Todos los servicios públicos se reunirían bajo una rotonda en la
planta baja, y se pedía un mínimo de 4 años para ejecutarlo.
Hay que tener en cuenta que en 1904, la figura de Antonio
Palacios y Joaquín Otamendi no era tan popular como lo es hoy en día, y se trataba
de una pareja de jóvenes e inexpertos arquitectos.
La decisión fue tomada por unanimidad por los miembros de la Real Academia de Bellas Artes de
San Fernando, y como es bien sabido, el proyecto ganador fue el de Palacios y
Otamendi.
Maqueta en escayola del proyecto de Palacios y Otamendi. elpais.com |
El segundo resultó
el de Carrasco y Saldaña porque, según
el fallo, se habían pospuesto los servicios de atención al público, algo
vital para el nuevo edificio. Sin
embargo, se alabó el informe de las
fachadas.
Por último, en tercer
lugar quedó el de López Blanco y
Montesinos, al que se criticaba por no
adaptarse a los servicios requeridos por el edificio.
El proyecto ganador se había presentado incompleto, con falta de documentación y de detalles, pero según
la comisión, se estaba ante “el producto de una creación genial”.
Por ello se les otorgó a los autores el plazo de un mes para concretar su atrevida propuesta.
Una vez los miembros del jurado fallaron a favor de Palacios
y Otamendi, surgió la polémica, como
antes comentábamos.
Construcción de la Casa de Correos y Telégrafos |
Montesinos y López
Blanco, cuyo proyecto había quedado segundo, parece que no toleraron la
decisión de la Academia. Por este motivo elaboraron un folleto de 75 páginas en
el que explicaban por qué su propuesta no había sido la ganadora para que “la cuestión fuera conocida por la prensa”.
En este escrito, más que defender su creación, trataban de
criticar la de Palacios y Otamendi. Sin nombrar específicamente ese proyecto,
comentaban que el presupuesto de otras
propuestas era inverosímil, que la
suya era más práctica que “algunas”, que en un edificio público no
habría que poner decoración propia
de un palacio…
Palacio de Cibeles en la actualidad |
De cualquier manera, el Palacio
de Comunicaciones, apodado cariñosamente en la época por los madrileños
como “Santa María de las Comunicaciones”
por su monumentalidad propia de una catedral, comenzó a construirse en 1907, y se finalizó en 1919, llegando a nuestros días como una
de las construcciones de más interés
y más impactantes de nuestra ciudad.
Según los propios arquitectos, se trataba de construir “un edificio para el público”,
algo que lograron con creces, puesto que a día de hoy está abierto a todos los
ciudadanos como Centro Cultural CentroCentro,
y por supuesto, desde principios del siglo XXI como sede del Ayuntamiento de Madrid.
¡Hola David!
ResponderEliminarGracias por tu blog, es muy interesante y siempre lo espero con interés. En cuanto al de hoy,
es razonable que les gustara más el proyecto de Antonio Palacios, pues es muy bonito.
Un saludo.
¡Gracias por seguir nuestro blog! Un saludo.
EliminarEnhorabuena David, soy Ángel Carbonell otro bloguero, enamorado de la Historia de Madrid y Valencia, me ha encantado tu articulo. Bravo!
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