miércoles, 24 de febrero de 2016

De la Casa del Ataúd al Edificio Metrópolis

El Edificio Metrópolis es, sin lugar a dudas, uno de los más fotografiados de la capital. Su monumentalidad y belleza son indiscutibles. Sin embargo, te invitamos a que descubras hoy los proyectos alternativos para su construcción, que no tienen nada que envidiar al finalmente realizado.

La Gran Vía y la calle Alcalá son dos de las calles más monumentales de nuestro querido Madrid. Si bien es cierto que el trazado de la calle Alcalá se remonta al siglo XV, el de la Gran Vía es relativamente reciente. En 1904 se aprobó su construcción, y el 4 de abril de 1910 comenzaron las obras de tan importante envergadura.

Alfonso XII firmando en el acta de inauguración de los trabajos
de demolición de las fincas enclavadas en la futura Gran Vía.
4 de abril de 1910. ABC
El rey Alfonso XIII estampó su firma en tan señalada jornada en el acta de inauguración de los trabajos de demolición de las fincas enclavadas en lo que se conocía como la prolongación de la calle Preciados y el enlace de la plaza de Callao con la calle de Alcalá. Posteriormente el monarca dio el simbólico piquetazo a la Casa del Cura, residencia del sacerdote de la vecina Iglesia de San José, aún existente, dando así comienzo a estas obras.

Todo ello tuvo lugar ante una casa situada en un lugar privilegiado en Madrid, ese espacio que sirve de punto de unión entre la Gran Vía, la calle del Caballero de Gracia, y la calle de Alcalá: el solar del actual Edificio Metrópolis, que hasta poco antes había estado ocupado por un curioso inmueble, la Casa del Ataúd.

Antigua Casa del Ataúd. A la derecha se aprecia
 la fachada de la aún existente Iglesia de San José
Ese edificio era conocido con tal nombre por la estrechez que le caracterizaba, con una sola ventana en el chaflán. Su fama estaba ligada a su particular localización y a la existencia junto a ella, en la misma calle del Caballero de Gracia, en el siglo XVIII, de la fonda de la Cruz de Malta, lugar en que se alojaron viajeros ilustres de diversos países, y que se convirtió a mediados del siglo XIX en la fonda de la Amistad. La Casa del Ataúd fue, no obstante, el primer inmueble derribado para las obras de la Gran Vía.

Ya años antes, la compañía aseguradora La Unión y el Fénix se había interesado en esta manzana por su privilegiada ubicación. Por ese motivo, y tras la adquisición del solar, se decidió convocar en mayo de 1905 un concurso para la creación de un edificio emblemático en dicho lugar.

Se proponía un inmueble en el que habría una vivienda de lujo por planta, con posibilidad de división posterior, y con acceso principal a través de un elegante portal por la calle de Alcalá. También habría una puerta para el servicio, de la que arrancaría una escalera para la servidumbre que discurriría junto al patio de luces.
La planta baja estaría ocupada por cafés, restaurantes, tiendas y las calderas del edificio, así como el archivo general de la compañía aseguradora, cuyas oficinas se situarían en la planta de entresuelo.

Se solicitó de igual modo que los arquitectos que se presentaran al concurso idearan unas fachadas en sillería “todo lo monumentales que sea posible”, pero con “cierta sobriedad de escultura, excepto en la rotonda”. Además se incluiría, coronando la fachada central, una “bonita composición alegórica” del emblema de la compañía, el fénix, ave mitológica que renace de sus cenizas.

Numerosos arquitectos, la mayor parte españoles, pero también algunos de otros países, presentaron sus interesantes proyectos para este icónico edificio.

Proyecto de Julio Martínez-Zapata para la Unión y el Fénix.
monumentamadrid.es
Uno de los más llamativos era el concebido por Julio Martínez-Zapata (1863-1915). Este arquitecto y dibujante madrileño realizó en la capital obras como el Puente de la Reina Victoria sobre el río Manzanares, o la Casa de Socorro Municipal del Distrito Centro, así como iconos en otras ciudades: el Puente de María Cristina de San Sebastián o la Casa Consistorial de Santander. No en vano, llegó a ser nombrado arquitecto municipal de la Villa de Madrid.
Decidió presentarse a este concurso con uno de los proyectos más bellos y monumentales, con algunas trazas modernistas que bien nos puede recordar a otro edificio que se finalizó tan solo unos meses antes en Madrid por el arquitecto José Grases Riera: el Palacio de Longoria.

Proyecto de Manuel de Busto
para la Unión y el Fénix.
monumentamadrid.es
Sin embargo, posiblemente el más impactante fue el presentado por Manuel del Busto y Delgado (1874 – 1948). Este artista, nacido en Cuba, fue arquitecto municipal de las localidades asturianas de Langreo y Luarca, con lo que gran parte de su obra se encuentra en estas ciudades.
Uno de sus proyectos más destacados fue, precisamente, este edificio de la Unión y el Fénix. Se trataba de una recargada fachada que tenía características más propias de una catedral que de una empresa aseguradora.
El detalle más particular era la gran cantidad de aves fénix que hacían equilibrios sobre unos atractivos chapiteles que, a todas luces, pretendían convertirse en un guiño hacia la compañía, de manera que la importancia dada al símbolo de la aseguradora en el edificio pudiera hacer que el fallo del jurado se decantara por este proyecto.

Otro de los más atrayentes fue el de los hermanos franceses Jules y Raymond Février. Jules Février (1842-1937), el más destacado de los dos arquitectos, ya había construido en aquel momento una de sus obras cumbres, el Hotel Gaillard, en París.
Lo que proponían para la aseguradora española era un edificio que evocaba, irremediablemente, la arquitectura francesa. De estilo neorrenacimiento, Bajo Imperio, destacaría por una cúpula de pizarra con incrustaciones doradas, del denominado estilo “Pompier” o bombero, por su similitud con un casco de esta profesión, que serviría de soporte para la figura del fénix.

Proyecto de los hermanos Février
para la Unión y el Fénix.
monumentamadrid.es
Estos arquitectos franceses, a pesar de haber realizado ya varias obras en Francia, encontraron en Madrid la ciudad en la que pudieron construir, posiblemente, su obra más relevante. Y es que en septiembre de 1906 el jurado falló a favor de los hermanos Février, los cuales pudieron ver cómo su proyecto para la aseguradora de la Unión y el Fénix comenzaba a construirse el 4 de junio de 1907.

Fueron 8.000 pesetas (hoy serían unos irrisorios 48 euros) las que ganaron estos arquitectos, además del privilegio de poder construir este inmueble, al hacerse con el primer premio del concurso.
Sorprendentemente, el segundo puesto quedó desierto, y el tercero fue para Julio M. Zapata, con 3.000 pesetas (18 euros), aunque a Manuel del Busto también se le reconoció con un accésit, o galardón inferior al premio.

Por tanto, cuando Alfonso XIII inauguraba las obras de la Gran Vía en 1910, pudo admirar cómo se desarrollaban las obras de este majestuoso edificio, que se inauguró el 25 de enero de 1911 con una gran fiesta.

Desde entonces, tanto madrileños como visitantes pueden admirar esa monumental fachada, adornada con columnas corintias, cuyos remates se convierten en los pedestales de las estatuas diseñadas por los escultores Paul Landowski, De Lambert y Saint Morceaux, alegorías del Comercio, la Agricultura, la Industria y la Minería.

Dominando todos estos conjuntos escultóricos, y en la parte más alta de la fachada central, destaca otro realizado por el artista Mariano Benlliure, precisamente en el comienzo de la cúpula de pizarra que remata el edificio.
Edificio de la Unión y el Fénix en 1915
Sobre la misma, se situó el símbolo de la empresa, la figura del Ave Fénix cabalgada por Ganímedes con el brazo alzado y modelada en cobre de nuevo por Morceaux.

En 1972, la edificación fue adquirida por otra compañía aseguradora, Metrópolis, por lo que el inmueble pasó a denominarse Edificio Metrópolis.
El remate del Ave y el Fénix fue sustituido por una Victoria alada en bronce en 1977, la que aún hoy podemos observar. No obstante, se puede contemplar el original en el jardín de la sede de la Unión y el Fénix, la actual Mutua Madrileña, en el Paseo de la Castellana.

Pero volvamos al Edificio Metrópolis. Y es que esta relevante obra es un gran ejemplo del importante cambio que sufrió Madrid a principios del siglo XX, embelleciéndose con nuevas creaciones como la mencionada Gran Vía. Hay un antes y un después entre la Casa del Ataúd y el Edificio de la Unión y el Fénix.
Numerosos proyectos pudieron haber embellecido el comienzo de la más transitada avenida de la capital. Todos los presentados gozaban de una increíble monumentalidad y belleza.

Cualquiera de los aquí comentados habría hecho justicia a las dos relevantes vías que tenía que custodiar. Sin embargo, la elección no fue desafortunada en ningún caso, ya que actualmente este edificio se encuentra entre los más hermosos y admirables de nuestro Madrid. El Palacio Real, la Puerta de Alcalá, el Palacio de Cibeles, la Puerta del Sol… son iconos indiscutibles de la capital, pero, ¿podríamos concebir un Madrid sin el Edificio Metrópolis?

2 comentarios:

  1. Quizás con el edificio de correos, sea el edificio más bonito de madrid.

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