miércoles, 29 de julio de 2015

El Madrid que SÍ fue V. La Piscina de la Isla

En “El Madrid que no fue” descansamos por vacaciones hasta septiembre. Es por lo que aprovechamos la oportunidad para escribir un nuevo post de la sección “El Madrid que SÍ fue”.

Plano de Teixeira (1656), en el que se puede ver la isla
en la que años después se construiría la Piscina de la Isla
En este caso, y con motivo de la época estival, traemos un tema refrescante y bastante desconocido, a la par que interesante: la Piscina de la Isla.

Durante los últimos años, ha habido algunos intentos por crear algún tipo de playa urbana en Madrid, pero seguramente no con la trascendencia que tuvo la piscina de la que nos ocupamos hoy.

Entre 1914 y 1925 se canalizó el río Manzanares, y son muchos los madrileños que acudían todos los veranos a sus orillas para darse un chapuzón. Aún nuestros mayores recuerdan aquel período en que no era necesario acudir a una piscina para remojarse en los días más calurosos, práctica que cesó en los años 70.

Isla del Manzanares tras la canalización, y antes de la
construcción de la Piscina de la Isla
En 1930 se elaboró un Plan General que daba la posibilidad de crear zonas bañistas en el río de Madrid.

Fue cuando el arquitecto Luis Gutiérrez Soto, enmarcado entre el racionalismo y el art decó, recibió un encargo algo singular. En las cercanías del Puente del Rey, entre la Casa de Campo y la Estación del Norte (Príncipe Pío), había permanecido una pequeña isla tras la canalización del Manzanares.
La misma sería ampliada artificialmente, se le daría forma de buque, y en ella se construiría un recinto de piscinas.

Piscina de la Isla
Así hizo el arquitecto, que ya era conocido en la capital por obras como los cines Callao y el Cine Barceló, y en 1931 se inauguró la Piscina de la Isla. Se trataba de un complejo muy particular, en estilo racionalista, que verdaderamente se convirtió en el barco de Madrid.

La instalación constaba de una piscina al aire libre en la proa del “buque”, otra en la popa, y en medio una piscina cubierta. El agua para los vasos de las mismas se conseguía directamente del río, a través de un sistema de filtrado y clorado.

A cada lado del barco, a babor y a estribor, se situaba una pasarela que daba acceso al buque varado. Al acceder por cada puente, y al atravesar la puerta de entrada, se encontraba una recepción, en la cual se permitía el uso de las instalaciones.
Imagen exterior de la Piscina de la Isla,
e interior de la piscina cubierta
Junto a las piscinas al aire libre, quedaban algunos de los árboles originales de la isla, que daban sombra a los bañistas.

Por el contrario, en el interior de la piscina cubierta, existía un sistema de calefacción, que climatizaba el agua para gozo de los usuarios.
En la parte superior y sujeto por una estructura de hierro, se situaba un lucernario, que además de dar luz a la piscina, se podía abrir para su ventilación. Salvando las distancias, sería un precedente de la moderna cubierta de la Caja Mágica.

Además de los servicios básicos de este tipo de instalaciones (cuartos de baño para hombres y mujeres, restaurante…), existía también una sala de baile, y el recinto era la sede del “Canoe Natación Club”, que hacía uso de él especialmente en invierno.

La instalación, inaugurada durante los años de la II República, fue lamentablemente destruida en 1939, cuando un obús de la Guerra Civil impactó contra la isla. Esta zona de Madrid fue especialmente castigada durante la contienda, y no pocos fueron los edificios que desaparecieron de la ciudad durante este triste periodo.

1939. Obús impacta contra la Piscina de la Isla
Se trataba de una gran pérdida por lo que significaba esta piscina para el verano de la capital. Sin embargo, se trató de reconstruir, aunque no con el esplendor de sus comienzos.

Los bañistas comenzaron a usarlo de nuevo, recordando los años dorados de la Piscina de la Isla, pero el sueño fue efímero de nuevo: el 5 de marzo de 1947, lo que quedaba de este complejo fue arrasado por una riada provocada por unas lluvias torrenciales.

1947. Unas lluvias torrenciales anegan el complejo
Por sorprendente que parezca, el buque fue reconstruido, y durante unos años más, se pudo hacer uso de él, esta vez ya con menos éxito que en las otras ocasiones. No fue hasta 1954, año en que se acometieron unas obras para regular el cauce del río, que la maltrecha Piscina de la Isla fue demolida, y con ella desapareció la isla original.

Así que, la próxima vez que pasees por Madrid Río, en las inmediaciones del Puente del Rey, muy cerca de la zona en la que se encuentra la estación de Príncipe Pío, recuerda que se trata de un lugar muy especial para nuestra ciudad, ya que es donde quedó varado “el buque de Madrid”.
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Y ya no nos queda más que desearos un feliz verano a tod@s, y no lo olvidéis… ¡en septiembre volvemos con más historias de El Madrid que no fue!

5 comentarios:

  1. Hola David. No sabes lo que me ha sorprendido y lo refrescante que ha sido lo del río Manzanares
    en esos años. Seria una maravilla darse un baño en nuestro río.
    Un saludo y feliz verano. ¡Hasta la vuelta!

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    1. ¡Hola!
      La verdad es que fue una gran pérdida, porque sería una delicia poder bañarse en una piscina dentro del río Manzanares.
      Gracias por tu comentario. ¡Un saludo!

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  2. Hola, David: me gustan todos tus posts, pero este me ha encantado, porque vivo en la zona de Madrid Río y paso por ese lugar del que hablas casi todas las tardes. Ni idea que había habido allí una piscina...
    Que pases felices vacaciones y muchas gracias por este post tan refrescante y veraniego.
    Besos!
    PS: ¿Sigues trabajando en el sitio donde nos conocimos?

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    1. ¡Hola Isabel!
      La verdad es que también es uno de mis temas favoritos. Ayer mismo estuve paseando por esa zona e imaginando cómo tuvo que ser. Lástima que no siga en pie.
      En cuanto al tema del trabajo, no, ya no continúo en la oficina. Ahora me dedico al 100% a guía turístico, que es lo que verdaderamente me atrae, así que la verdad es que muy contento.
      ¡Gracias por tu interés! Espero que todo vaya bien. ¡Un saludo y feliz verano! ;)

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  3. Como siempre, una gran historia que nos transporta a un Madrid que fue (esta vez sí) y ahora no es. ¡Saludos!

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